Anatomia de una Psicosis.
Segundo Caso: Adrián y el Teléfono.
La nueva casa de Adrián situada en el centro de la ciudad contenía tres plantas y un bonito jardín.
La casa fué comprada al contado, pues Adrián no tenía vida social, no gastaba dinero en nada y todo lo que cobraba por su sueldo era depositado en su cuenta corriente, de la cual solo usaba algo para vivir y pagar algunas facturas.
Adrián sólo tenia una cosa que le hacía ilusión en la vida, su teléfono y un número, sólo un número desde donde recibía todos los días a las 20:30 una llamada de una hora apróximadamente.
Adrián había comprado una butaca muy cómoda que instaló cerca de la mesita del teléfono.
Una butaca que le servía de reláx durante esa hora de comunicación telefónica.
Durante tres largos años, fué el receptor y el psicólogo de una voz femenina que le llamaba y le contaba su vida, sus historias, sus estudios, sus desvaríos con los jovenes que la rodeaban.
Aquella mujer de veinticinco años de edad, de origen polaco, instalada en España desde hacía cinco años, cuyo nombre conocía Adrián muy bien, Ana Rytom, era la causante de esas llamadas diarias de una hora.
Ana sólo llamaba a Adrián, pues no tenía a nadie más en quién confiar sus secretos.
Sabía que aquél hombre, dulce y educado, entendía todo sobre ella y que la escuchaba cada tarde con una paciencia de médico psicólogo, alguién que nunca dejaba que sonara el teléfono más de dos veces antes de descolgar el auricular.
Una de aquellas tardes en las que Adrián, después de ponerse cómodo una vez llegado a casa de su trabajo y de cenar alguna que otra cosa de las que él siempre tenía preparadas de antemano, se sentó en su cómoda butaca para recibir la consabida llamada de las 20:30, el teléfono no sonó. Simplemente no sonó.
Adrián miró si tenia linea. La tenía.
Entonces se levantó de la butaca extrañado y fué a buscar su agenda de teléfonos, en la cuál, sólo había un numero apuntado, el de Ana Rytom.
Adrián descolgó el auricular, esperó a que saliera la señal y marcó el número, al otro lado del aparato nadie cogió el teléfono.
Volvió a colgar. Repetió la operación, pero nadie cogia el teléfono.
Adrián empezó a preocuparse de verdad, aquello no era normal, ella le llamaba siempre a la misma hora
todos los dias.
Pensó "tal véz, Ana tuvo algún motivo esa tarde para ausentarse de su llamada ..... " "esperemos a mañana", se dijo.
Adrián se fué a la cama temprano, pues no había mucho que hacer, sin la llamada de las 20:30, parecía que algo le faltaba al día.
El siguiente amanecer llegó, Adrián acudió a su trabajo como siempre, pasó el día y volvió a su casa como cada tarde.
Se puso cómodo, cenó lo habitual y de nuevo se sentó en su butaca al lado de la mesita del teléfono, esperando la llamada puntual de Ana.
Llegaron las 20:30 y la llamada no se produjo, está vez si que Adrián empezó a preocuparse seriamente.
Se lavantó de su butaca, empezó a darse paseos por la casa, no entendía porque Ana no le llamaba.
"¿ No le hacía falta llamarle ? ¿ Habría encontrado una estabilidad emocional, en la cuál Adrián ya no le era indispensable ? ". Su mente formulaba preguntas cómo éstas.
No cabía en la lógica de Adrián que después de tres años, si en verdad no la hacía más falta, por lo menos no le llamara para decirselo.
"Pienso que algo la ha pasado, algo que no es precisamente bueno y que la tiene alejada sin posiblidad alguna de llamarme", se contaba a si mismo como hipótesis lógica sobre lo que podía estar ocurriendo.
Adrián se vistió y salió de casa en busca del periódico, cómo una alternativa para distraerse un poco aquella tarde-noche.
La televisión aburría a Adrián someramente y la radio le hacía dormirse.
A veces las usaba para ese propósito.
Pero en esta ocación Adrián no quería quedarse dormido, estaba muy preocupado.
Adrián se acercó al kiosco de prensa que casi estaba cerrando, compró el periódico y se adentró en un bar al que a veces acudía a tomar una cerveza, sobre todo los domingos antes de la comida.
Miéntras saboreaba su jarra de cerveza, Adrián ojeó el periódico, los titulares, pués a Adrián no le gustaba leer demasiado entre lineas.
Pasó las hojas del informativo hasta que llegó a la zona de las esquelas.
Adrián solía mirar estas páginas, aunque no conocía en verdad a nadie, siempre cabía la posiblidad de encontrar un nombre que le sonara allí.
Y desde luego lo encontró.
Ana Rytom, veinticinco años, fallecida hace dos días en accidente de coche.
Adrián casi se le cayó el periódico de las manos, su cara se contrajo en un mudo eco de dolor y consternación.
No podía ser .... Ana nooooo .... noooo Dios mio ... ella no ... ¿ por qué Ana ?
Adrián acabó la jarra apresuradamente, pagó la misma y se fué a casa.
Entró en esta última con los ojos empañados, la mirada perdida entre el dolor y la incredulidad de que Ana estuviera muerta víctima de una accidente de coche.
Se cambió la ropa poniéndose su pijama, sólo quería meterse en la cama y olvidarse de todo.
Antes de irse a la misma, Adrián se sentó un momento en la butaca, abriéndo el periódico de nuevo, volvió a leer la esquela donde se anunciaba la muerte de su estimada amiga Ana.
Adrián se fijó que debajo de los ruegos de la consabida oración por el alma de la misma, venía el cementerio dónde fué enterrada.
Adrián se levantó, fué a la cocina, cogió las tijeras y recortó la esquela.
Mañana iría al cementerio y buscaría la tumba de Ana.
Adrián volvió sobre sus pasos y se sentó de nuevo quedándose en la butaca, en señal de duelo, sin hacer el más minimo ruido, la casa entera estaba sumergida en un silencio total.
De pronto, el teléfono sonó, Adrián lo cogió a la segunda vez, como siempre hacía, cuando este sonaba cómo un movimiento casi mecánico al que no le dió importancia.
Trás una corta pausa y tragando saliva, preguntó con una voz media apagada: "¿ Dígame ? "
Al otro lado del aparato, sonó una voz como muy lejana: "Hola Adrián".
Adrián saltó de la butaca, era la voz de Ana, su voz, desde el más allá .....
Adrián exclamó "Ana" casi gritando ... "Ana no puede ser, tú estas muerta .... ¿ desde dónde me estás llamando ... esto es una broma verdad ?
Ana respondió: "Adrián no es ninguna broma, no importa desde donde te esté llamando, escúchame con atención, por favor, no tengo mucho tiempo".
Adrián inquirió: " ¿ Tiempo para qué ?, Si eres Ana de verdad, la Ana que conozco y según la esquela que viene en el periódico, la cuál tengo aqui delante de mí, tienes todo el tiempo del mundo ahora".
Ana contestó: "Adrián querido, estoy todavía en este lado, pero pronto vendrán a por mi y me llevarán a un nuevo destino. "
Paró sólo un instante y continuó de nuevo: "Ahora escúchame con mucha atención ... Adrián, siento mucho haber desaparecido de esa forma y haberte dado este disguto, no fué culpa mía, fué mi destino, el cuál quiso llevarme a una nueva forma de vida, a un lugar diferente.
Ahora quiero decirte, gracias por esos tres años en los cuales fuiste tan paciente conmigo cada tarde que te llamé, quiero decirte adiós, esta sera mi última llamada Adrián, ¿ lo sabes verdad ?, no habrá más llamadas. " Y continuó: Pero te ayudaré a que no te encuentres solo.
Ahora puedo y haré para tí el pago de todos los años que tu me diste de felicidad, tendrás a una persona para tí, alquien que me suplantará en esta mi ausencia". Adrián no me queda tiempo ... ya vienen a por mi ,,,, ya vienen Adrián ,,,, adiós querido .... nunca te olvidaré ,,, siempre estaré a tu lado aunque no me verás, ni me sentirás .. se feliz en tu vida, Adrián ..."
La comunicación se cortó de pronto ....
Adrián, todavía con el auricular en la mano pegado a su rostro, no salía de su asombro. Trataba de recordar cada una de las palabras que Ana desde el lugar dónde estuviera le dijo.
Colgó el auricular .... se sentó de nuevo en la butaca .... estaba desvariando ..... volvió a coger el auricular y gritó al mismo con todas sus fuerzas.: "Anaaa" "Ana" .... " te has ido de verdad para siempre ... ahora si te has ido para siempre" .... y acto seguido comenzó a llorar amargamente .... lloró hasta que se quedó extenuado, durmiendose en la butaca ... en aquella butaca que compró para oir la voz de Ana todas las tardes.
Al día siguiente, Adrián no se despertó a la hora habitual para ir a trabajar, se despertó más tarde.
Se vió en la butaca, en un momento quiso recordar por qué había dormido en la misma esa noche.
Se acordó de la llamada de Ana. Volvió el dolor a su corazón y las lágrimas a sus ojos. Sacó un pañuelo de uno de los bolsillos de la chaqueta del pijama y se limpió las lágrimas.
Adrián miró el reloj de su muñeca .... las 11:30 ... exclamó: ¿Qué? ¡¡¡ Dios Mio ... me he dormido !!!!! Adrián se encontraba cansado, llamó a la oficina y comentó que se encontraba mal y que no iría a trabajar ese dia.
Después hizo un esfuerzo por tratar de ducharse, tomar un café caliente y salir a la tienda de comestibles a por algo para comer después.
Adrián salió a la calle en dirección a la tienda.
Cuando entraba por la puerta de la misma, pudo ver a una joven a la cuál se le había roto la bolsa dónde llevaba su compra. Todo lo que esta última contenía estaba desaparramado por el suelo de la tienda.
Adrián, caballeroso y gentil, se ofreció a recoger la compra de la joven.
Cuándo hubo acabado de recogerlo todo en una nueva bolsa que obtuvo de uno de los mostradores, fué en dirección a la joven, quién todavia buscaba alguna que otra cosa desaparecida en la desafortunada rotura.
Adrián fué a entregarle la bolsa, cuando de pronto, gritó: " ¡¡¡ Ana !!!
La mujer que tenía frente al mismo era igual que Ana Rytom.
La chica se asustó y dijo: "Si, ese es mi nombre .... preguntándole ¿ Cómo lo sabe usted ? perdone ¿ Me conoce de algo ? y después sin salir de su asombro, comentó: ¡ ni que hubiera visto un fantasma !.
Él no sabía que decir ... estaba blanco como la nieve ... de pronto se decidió y la preguntó: "Cuántos años tiene ? ".
La mujer se le quedó mirando y le respondió: "¡ Vaya pregunta ! ¿ Nunca le han dicho que eso no se le pregunta a una mujer ? ¡ hummmm vaya !
Adrián la volvió a preguntar: ¿ Cuantos años tiene ? por favor, necesito saberlo ....
Élla le dijo: ¡ Usted está loco ! ¿ Pero que le pasa hombre ? resulta que me recoge la compra del suelo y ¿ luego se porta asi ? digame que le pasa, por favor.
Adrián tratando de serenarse y con la bolsa de la joven todavía en el brazo, la dijo: "tenía una amiga que murió hace dos dias, era igual que usted" y añadió: "se llamaba Ana y tenia veinticinco años".
La joven aluncinando dijo: "Yo me llamo Ana y tengo veinticinco años".
Adrián no podía creerlo, no podía ser verdad, aquello no podía estar ocurriéndole.
Adrián pidió perdón a la joven y la entregó la bolsa. La chica agradeció la ayuda a Adrián.
Este fué al mostrador y comenzó a realizar su compra.
Cuándo salía por la puerta del establecimiento, se encontró con la joven, esperádole en la salida de este.
Ana acercándose le preguntó: ¿ le hace una taza de café ?
Fué el comienzo de una relación, una relación que acabó en matrimonio, Ana fué a vivir con Adrián a casa de este último.
Todavía a veces, Adrián se sentaba en la butaca y esperaba la llamada a las 20:30 de la otra Ana.
Adrián quería darla las gracias por lo que hizo, ella cambió su soledad y consiguió que Adrián conociera un mundo de sociedad, el mundo de esa Ana que actualmente llenaba su vida ...
Escrito por Carlos Them.
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