Ávida recorres el margen de mis pupilas
que te difuminan entre oscuros alegres.
Puntual sinfonía te forja, entre las sábanas infinitas
que consuelan la vergüenza de vernos desnudos
socavando ruidosas el secreto que reincide
a la misma hora, y en el mismo espacio...
Se desatan tactos anacrónicos, corruptos
aprendidos en la infancia nocturna,
que arremeten piadosos el dolor de la piel.
Texto agregado el 11-08-2009, y leído por 98
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