Atemporal coincidencia,
recojo los recuerdos
de tus noches y mis días.
Huellas incompletas,
paisajes repetidos.
Insuficientes se vuelven
los olvidos programados.
Imposible renunciar.



Esencia entre latidos
con destino a sucumbir
al abrigo de la luna,
reclamándole por sueños,
con el alma y con la piel desnuda.



Como siempre y como nunca,
me aventuro a laberintos entre sombras.
Sigiloso.
Hambriento.
En alerta a los latidos,
atisbando entre rumores,
adivino la presencia que despierta
el instinto cazador.


Refugiado en los conjuros
hoy apuesto a resultar ileso.

Me alzo al infinito
en la búsqueda de un rastro.
Sin descanso,
hambre y sed que guían hasta ser saciados,
retorno inminente
hasta tu ser que no se olvida