Me invadió la angustia al ver su figura
sus pasos tan lentos
su cuerpo inseguro.
Se desplaza lerdo por calles ajenas
su andar lo traiciona.
Flaco y tembloroso rueda por el mundo
el silente anciano.
Nadie lo contempla ni lo tiene en cuenta
pasa sin ser visto por esas veredas.
Sus manos son sucias y sus pies descalzos
sus ropas gastadas y un viejo bastón.
Pide unas monedas con su rostro triste
el invierno crudo le agarrota el cuerpo.
Me pregunto entonces:
¿Cuál es su futuro?
Todo es tan incierto en el pobre viejo.
¿Soñará con algo?
Debe ser tan poco lo que él anhela.
Una cama tibia
un café caliente
un abrazo amigo
sentir que aún es gente.
La luna es testigo de su sufrimiento
el viento empuja su cuerpito enfermo.
El sol con sus rayos entibia sus huesos
quisiera ayudarlo
¡No sé como hacerlo!
Siento que la angustia aprieta mi pecho.
Su figura enjuta se la lleva el tiempo.
No puedo hacer nada
pero dentro mío queda un consuelo
Él...
No está tan solo
lo acompaña un perro.

Victoria