La carpeta de Tilian 2.
Tilian se encontraba recostado en su cama escuchando música.
Sintió de pronto el deseo de bajar las escaleras y coger la carpeta con el literal danzante.
Se decidió, poniendo un pie trás otro en los peldaños, llegó hasta dónde estaba la estantería principal, tomándo la carpeta bajo su brazo, subió de nuevo y se tumbó sobre la cama otra véz.
Se preguntaba que es lo que la carpeta le diría cuando la abriese.
Se puso los cascos de música y desplazó la portada de la misma.
Allí estaba el literal, pero sólo se leía cómo en un eco de silencio lo que estaba escrito en color negro.
Tilian preguntó: '¿ Por qué en ese color ? ¿ acaso estas triste por algo ?'.
Entónces la carpeta comenzó a displayar 'quítate los cascos y déjame escuchar la música. Yó compondré la letra de la canción sobre esta hoja'.
Tilian se quitó los cascos, los desenchufó del plug-in y dejó que la carpeta recogiera la música que salía por los altavoces del aparato.
Era una música suave y ambiental.
La carpeta comenzó a recoger la melodía y a componer en colorines la letra que iba acorde con la misma.
Cuando la canción acabó, Tilian la puso de nuevo desde el comienzo y cómo si fuera un karaoke la carpeta inició el baile lento en zigzag de la lírica.
Tilian escuchaba y leía a la vez. Era fascinante ver aquellas letras al ritmo justo cambiando de colores.
El tema terminó al igual que las letras ... entónces la carpeta escribió '¿ Quieres que te componga otra canción ?' y se quedó esperando cómo un computador a que él hiciera algún gesto para comenzar a volcar las palabras que rimaran al unísono con la música.
Así estuvieron durante media hora.
Tilian cerró la carpeta y la dejó sobre la mesa.
La carpeta se abrió sola y escribió: 'mañana vas a ver a tu novia, puedo crear un poema para ella'.
Tilian respondió: 'Está bien, adelante, tu sabes muchas cosas que Yó no se. Dame las palabras que necesito para que sus oidos escuchen musica y sus ojos lean tus lineas de amor'.
La carpeta escribió en rojo, azul y verde palabras de esperanza, amor y confianza, mezcladas con un ritmo dulce y acaramelado de sensualidad.
Todo estaba allí, los compases y las palabras, uniendo ambas, se conseguía la clave de un poema musical, un poema escrito con el corazón más profundo que jamás conoció ese don del ser humano, el don del amor.
Escrito por Carlos Them
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