Tu camino de rosas, a mi se me hacen espinas. Tu camino de miel, a mi se me vuelve hiel. Todo lo que a ti te abriga, a mi me quema por dentro; y es que hay muchos caminos que confluyen en el centro. Este en el que hemos estado, es tan solo un cruce. Otro cruce de caminos como podrás encontrar mil, que dejan entrar en tu alma, un rayo de luz fútil. Quizás ilumina lo andado, quizás te anime a venir. Pero quizás esa luz te ciega y no te deja seguir. Vamos vagando sin rumbo, buscando, intentando ver. Quizás el sendero se acerque, y un día se deje ver…