El mar a mis pies; el agua roja como la sangre que se ha derramado de mis muñecas baña mis pies. Mi vista; perdida en la infinidad del mar; preguntándome: “¿Acaso ella vendrá?”; “¿Hay esperanza para mi después de todo lo dicho, de todo lo hecho?”. Lo que sea sin importar el precio, todo esto por ti.

Todos los caprichos, todas mis vidas desperdiciadas; todas las miradas arrancadas por aves de rapiña, todos los suspiros y respiros; todas las inhalaciones y exhalaciones, toda la sangre usada; todas las vísceras, todas las entrañas y toda la violencia y odio canalizados; todo desperdiciado, todo esto por ti.

El mundo se ha cerrado como paredes de concreto a mi alrededor; tomando resurrección como excusa para la denuncia de tu palabra maldita. Por todo lo que se pudiera haber hecho, por todo lo que podríamos haber sido.

El océano tira de mi haciendo que sienta su cálido y frío bañar; develándome su voz al odio. El destino escogido como la marea viene y va. El mar me lava, me desgasta, me empapa haciéndome desaparecer. Desciendo de mi divinidad, desciendo de mi divino infierno, caigo de mi gracia divina tomando mi lugar en el gran vacío.