Hace tres meses y dos días fui feliz. Hace dos semanas y catorce horas me inventé un mundo mejor. Hace veintitrés horas y treinta y cinco minutos la ginebra me dibujaba espejismos. Hace doscientos cuarenta y tres minutos y setenta y seis segundos la puerta de mis dedos se cerraba. Dentro de dos minutos, desde este segundo que alargo y alargo, decido no volver a escribir.
Texto agregado el 07-08-2009, y leído por 149 visitantes. (2 votos)