Oda a la locura
El año 1977, se caso Juan Andrés, una boda simple bastaba para ese tipo de unión. Dicen que ni una sola vez rió en la fiesta, creo que realmente se sentía derrotado por el destino, era la guinda de la torta, casado con una mujer y esperando a un hijo que con remordimientos no deseaba.
Cuando comienzan a repetirse los amaneceres, los mismos besos, los mismos sentimientos, cuando te das cuenta con humillación que estas perdiendo la lucha con la mediocridad, recién ahí comienzas a vivir. Juan lo sabia perfectamente su momento había llegado, sabia que como dijo el gran Neruda, algún día inevitablemente te encontraras con tigo mismo y ese puede ser el mejor o el pero momento de tu vida. Acepto con resignación y la verdad también con melancolía que debía morir
Era 1 de abril de 1983, salió como a las ocho, quería, antes de irse, sentir el sabor de ron en la boca, quería sentir la soledad penetrándole por la piel, mirar el cigarro y odiarlo sin fin, sentirse un extraterrestre por ultima vez.
Camino dieciocho horas seguidas, antes de entrar aun bar, ja ja ja que absurdo era el mundo aquel día. Como de costumbre pidió un roncola quería tomarla lentamente(tarea difícil para el) aun no se quería embriagar. Prendió un cigarro, y comenzó a observar a las personas que ahí estaban, todos se veían bien.
habrá pasado media hora, vio que sentado a su derecha se encontraba un tipo,
-que pasa amigo- inevitablemente tenia que hablar
-hola- dijo sin muchas ganas, ese día de verdad no sentía ganas de relatar su existencia al primer ser que se le cruzara(como muchas veces lo había hecho)
-¿otro roncola?-
-bueno- dijo sin mucho entusiasmo, ¿para qué?
Fue en ese momento, que noto que el tipo no estaba solo, una silueta delgada y sutil de mujer lo acompañaba, Juan no pudo evitar verla, no pudo evitar desearla, pero esa noche no quería otra derrota mas, no obstante, cavilo que nada podía perder, en tres horas muerto estaría, nada importaba ya(si es que alguna vez importo).
Los tres emprendieron, la que para Juan fue la mejor discusión de su vida, por primera vez en el fondo de su corazón se sentía bien, junto a seres de su misma especie. Tres, cuatro, y cinco de la mañana, que extraño era todo, si, se sentía bien, sabia que esta borracho y que no que tenia ganas de morir.
Años atrás quizá 5 o 6 Juan rió al despertar, como ahora lo hacia, hasta tomo desayuno, al ver a su esposa no sintió asco ni rencor, ¿seria esa la felicidad? No, pensó que la felicidad debía ser algo mejor, pero ¿había algo mejor?, el no entendía de ese tema, la felicidad.
Con precaución, intentando con el mayor sigilo posible, llamo por teléfono a Rocío, la chica de la noche anterior, hablaron mucho quizá 3 o 4 minutos, quedaron de juntar ese mismo día y en el mismo lugar, ella con su amigo compañero del bar, y una amiga más.
-Que haces con es plancha- su mujer gritó al entrar a la habitación
El le Lanzó la plancha, que sin entender porque había llegado hasta a su mano, por fortuna o por desgracias la plancha no hirió a su esposa, sin embargo ella pusose a gritar, que era un estúpido, que no lo soportaba mas y que lo mataría.
Se juntaron a las 12:00 en el bar, los cuatro juntos, sentados a la mesa, Juan no lo podía creer, todos los autores asomaron en la conversación, desde platón con su separación del cuerpo y el alma, hasta, y no sin desdén, Isabel allende. Pensó que seria la mejor noche de su vida, creyó que ya no quería morir, se rió se si mismo, de su dulce pero oficiante soledad, ahora si estaba seguro, era feliz, aunque no quería morir, si mañana sucedía, no importaba, el era todos, todos eran el,
Las noches se repitieron sin cesar, no importaba si era viernes jueves o domingo, el sabia que sus amigos(el ya los consideraba así) a la 12 ahí estarían. Cada noche fue progresivamente mejor, ni un tópico quedo sin tocar, normalmente se sorprendía a si mismo, riendo a hasta más no poder.
Pasaron muchos años, quizás 5 o 6, no hubo una noche en que Juan dejara de asistir a la reunión, era un hombre feliz, dichoso de felicidad, es cierto que con su esposa no hablaba mucho, pero, que importancia tenia aquello, incluso con a su hijo que ya tenia 9 años, lo amaba , a veces salían, a la plaza o a otro sitio, y había comunicación, nada faltaba, todo era perfecto.
Y dígame ¿ cómo dice que se llaman sus amigos? ¿dónde los conoció? El hombre, vestido de blanco que le hablaba, extrañamente lo observaba, como queriendo penetrar mas allá. Como llego ahí, no lo le fue posible recordar, pero vio a su mujer sentada a su derecha, lo miraba con compasión. Doctor le cuento , que dice que sale todos los días en la noche, que tiene 3 amigos, que se juntan en un bar. Y mas de una vez lo he encontrado en la bodega solo mirando con ojos desorbitados la oscuridad. Señora sígame por favor, y apartándose le dijo en voz baja, hay una nueva técnica para curar la esquizofrenia. Se trata de un tratamiento que a través de seciones de luz y con el total respaldo de su familia se puede llegar a curar quizás en 6 meses.
El tratamiento comenzó, Juan quedo internado por 6 meses e increíblemente, al salir esta totalmente recuperado, lo fue a buscar su mujer lo retiro del hospital. Llego a su casa, se sentó en su antiguo sillón donde acostumbraba a llorar, a pensar que no quería vivir sin una estupida razón, a odiar al cigarrillo que colgaba de su mano, a querer morir. Pero estaba curado, ya no estaba loco, que importaba que nunca mas viera a sus quiméricos amigos, que volviera a su desgarrante soledad, que importaba que nuevamente fuera un ser sin vida, si estaba curado de esquizofrenia una difícil enfermedad.
La ciencia había curado a otro hombre más
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