En la mesa que forman las dos ramas de los andes, partiendo desde el Perú hasta Bolivia, a 3,914 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Titicaca, este lago y el Parime en la Guayana, son los únicos de agua dulce o potable, con cierto sabor desagradable, son notables las ruinas y palacios y otras construcciones que pueden encontrarse en las islas, y que pertenecerían a épocas anteriores a los Incas.
El lago titicaca parece un océano en miniatura, pues posee, penínsulas, islas, estrechos, promontorios, istmos.
Las mas notables islas son: Amantani, Taquili, Soto, Coati, y el archipiélago del titicaca, compuesto de 7 pequeñas islas y una grande de 6 leguas de largo, el extremo del istmo de Yunguyo forma el estrecho de Tiquina, las penínsulas del lago titicaca son: Capachica, Chucuito y Copacabana.
Capachica era la peninsula donde en la época de la colonia los Españoles detenían a los patriotas que caían prisioneros, lo mismo pasaba con el islote de Esteves.
Al lago titicaca no le faltan sus formidables tempestades, cuenta una antigua crónica que en 1,845, parecía que las aguas del rió desaguadero corrían en sentido inverso hacia el titicaca, los ríos ilave, ramis, coata, descargan sus aguas en el titicaca, del que sale el caudaloso rió desaguadero, que desemboca en la laguna de Aullagas en Oruro Bolivia.
El lago titicaca es celebre en la historia antigua del Perú, pues dice la leyenda relatada por el Inca Garcilazo de la Vega, que Manco Cápac y Mama Ocllo salieron del lago y fue punto de origen del imperio de los Incas, y llamaban al lago Condocondo.
Otros dicen que es la pileta donde se lava el creador del universo, algunas veces se le ve convertido en humano, cuentan algunas abuelas que juran haberlo visto, señalado por un rayo de sol que lo sigue.
El poeta Español José Joaquín de Mora, enamorado del lago en 1,846, escribió las estrofas tersas y hermosas de su canto al titicaca que dice así:
Confundido me postro
Gran lago, en tus orillas
Clavo en el suelo el rostro
Y de las maravillas
Que atónito contemplo
Formo en el alma un templo
Cuya deidad velada
Te saco de la nada
Si fuiste el producto
De horrible terremoto
Por cual vasto conducto
Con inmenso alboroto
Se desplomaron fieras
Tus aguas altaneras
Quien abrió sus canales
A tus hondos raudales
Cuantos siglos pasaron
Desde el día tremendo
En que se desataron
Con horrísono estruendo
Cuantas generaciones
Y razas y naciones
Estamparon sus huellas
En tus márgenes bellas
Que diferentes climas
En tus márgenes, ora
Sobre elevadas cimas
El invierno atesora
De nieve duras moles
Y en varios tornasoles
Cambia el solar reflejo
Ora en valles sombríos
Y en hojosos linderos
De caudalosos ríos
Se mecen los palmeros
Y en su copa elegante
La vainilla fragante
Teje guirnalda espesa
Que el sentido embelesa
Más do con más holgura
Mi mirada se extiende
Es en la vasta anchura
De tu caudal, que hiende
Con varias inflexiones
Tan diversas regiones
Con olas sosegadas
Tierras tan apartadas
Do por más que remonte
Las miradas, encuentro
Limite al horizonte
Solo en el mismo centro
Cual si adornar quisieras
Las altas cordilleras
Poniéndoles delante
La anchura del atlante
Más no, que en los cristales
De tu seno tranquilo
Cien islas colosales
De eterna paz asilo
Se elevan orgullosas
Ya de selvas frondosas
Cual guirnaldas ceñidas
Ya de rocas erguidas
Y mas allá, el sorata
Con cúpula sublime
Que la linfa retrata
Tu soberbia comprime
Tocando con la frente
La bóveda luciente
Como si sostuviera
La mitad de la esfera
Y al verla, clavo el rostro
Gran lago, en tus orillas
Y humillado me postro
Y de las maravillas
De aquella mole ingente
Formo un templo en la mente
Cuya deidad velada
Te saco de la nada.
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