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era agosto del 2009.
yo le veía sentado, taciturno, sumido en sus licores y su tabaco, fumaba y fumaba inplacenteramente su pipa de roble. yo lo veía, día tras día, solo, silencioso absorto del mundo que lo rodeaba, sumido en el recuerdo de una mujer, que lo dejo tumbado, en su pena marchitabase igual que los claveles del jarrón, y yo lo veía, le hablaba del hermoso día de afuera, el me miraba con los ojos húmedos, exhalaba una humarada para alejarme, y luego perdía su vista en el plateado mar del atardecer sin decir palabra alguna. sé que lloraba, pero nunca lo vi llorar,solo escuchaba sus sollozos de noche, y ninguna palabra, solo llorar en silencio su amarga pena de níquel y bronce oxidado, y nada me decía, nunca dijo nada.
una tarde de fines de agosto agosto cuando el sol se perdía en el horizonte y el cielo tornabase naranja y violeta, se quito la pipa de la boca y me miro fijo a los ojos, sus ojos eran de un verde hermoso, y jamas me había percatado, y sus labios marchitos por 15 años de silencio comenzaron a articular frases entrecortadas lo primero que dijo fue -“llego la hora”, enciende el auto, -continuo, -iremos al cementerio, para que te pueda contar una historia que me consumió el alma y la vida durante quince años, te contare la real causa de mi pena, te lo mereces, has estado a mi lado durante 17 años y lo mínimo que puedo hacer es contarte la verdad, ve por el carro apresurarte que no me queda mucho tiempo.
ante el impacto de la proposición corrí al garaje por el viejo mercedes negro de don Manuel. el carro estaba opaco de tanto polvo junto por los años, don Manuel me miro y me dijo este auto fue el orgullo de mi padre y fue mi gran compañía cuando quede solo, o que días los que pase viajando por toda la costa, sin mas compañía que mi caña y mi pipa, viaje mucho pero jamas pude huir del recuerdo de tu madre, al parecer el auto envejecía junto a mi, miralo al pobre, te han descuidado. hoy quiero que manejes tu, la vista no me acompaña nada.
subimos al viejo carro y partimos con rumbo este, jamas pensé que encendería, pero al girar la llave dio un rugido vital, era como si despertara una bestia después de años de letargo, ruidosas hermoso jamas escuche, don Manuel volvió a su silencio mientras conducía al cementerio, su silencio me intrigaba cada ves más, pero no podía obligarle a hablar, ya mucho había hecho con levantarse y pedirme pasear...
llegamos a la antigua puerta de hierro con sus letras fundidas que leianse CEMENTERIO. - deten el auto Antonio,- me dijo el anciano, -desde aquí seguimos a pie...
si lo recuerdo como si fuera ayer, por esta puerta depositamos a una gran mujer, toda una musa, y es increíble como en quince años este lugar no cambio en nada, sigue respirandoce un aire de paz y el aroma de los jazmines en el atardecer, ven muchacho, sigueme, te mostrare algo hermoso.
caminamos por entre los grises mausoleos, anduvimos hasta una plaza central con una fuente de mármol y una estatua victoriana de un ángel con los brazos al cielo, a los pies de la estatua una placa de bronce que decía: LEONOR.
Manuel dejo caer de su rostro una lágrima dorada y me empezó a relatar. - esta mujer fue tu madre la mas hermosa de las margaritas que decoro jamas este pueblo muerto en la rutinaria inercia. la conocí una tarde así, como esta, nos topamos por primera vez a la salida de un baile, y quedamos flechados, fue amor a primera vista nos detuvimos y nos quedamos hablando de amor apoyados en el mismo carro en el que llegamos aquí, si, eramos jóvenes e inocentes, ala semana siguiente iniciamos una relación, fuimos muy felices por un año casi. pero tu abuela se encargo de separarnos poniendo cizañas entre nuestros sueños, un día tu madre me dejo y se caso con Jaime, cuando fui a pedirle explicación me dijo que ya no sentía amor, y que estaba harta de vivir con miedo, me dejo con el alma destrozada y los sueños rotos, me plantee olvidarla, tome el carro y me fui de viaje, conocí mucha gente y probé de todo, pero nada me permitía olvidarla. una triste tarde de invierno en que la lluvia rajaba las almas humanas supe la triste noticia tu madre estaba muerta, al leer el telegrama me quede congelado; llegue al funeral de tu madre y supe por unos amigos que tu padre pensó en dejarte en un orfanato, yo te tengo mucho afecto y por eso le dije a Marta que te adoptáramos. con el correr de los años me volví mas y mas viejo, y mas y mucho mas melancólico; creo que abrí una gran herida en el corazón de Marta pues me soporto diez años mas sabiendo que yo nunca la ame, luego se marcho y nunca mas supe de ella, tu sabes como fue,
una tarde de agosto tomo su maleta y nos dejo sin decir adiós. fue entonces que me comprendí solo, la ultima persona que me pudo amar se marchaba por no sentirse amada, llore amargamente y luego me quede a esperarla frente a la ventana, para decir lo siento, para esperar el te perdono. mas jamas llego...
-el viejo se hecho a llorar sobre la lapida de la que fuera mi madre, lloraba como un condenado, quizá lo era en cierto modo amo a la mujer equivocada y desprecio a quien lo amaba, ese fue su crimen, y su condena, fue el frío y el silencio que siguieron los años venideros. mil ideas como esta me turbaban y de pronto el viejo exclamo: - vámonos, dejemos que los muertos descansen, se que ya el pasado no se puede cambiar. hijo, voy a pedirte un ultimo favor, quiero que me lleves a los roqueríos frente al faro, quiero contemplar el atardecer.
subimos en el carro y ambos nos fuimos en silencio a los roqueríos, al llegar a esas rocas el viejo derramo su ultima lágrima y me dijo – ves esa estrella resplandeciente en el oeste, ese fue el regalo de aniversario que le hice a tu madre cuando eramos pareja, y ves ese mar de plata coronado por el oro magnifico del ocaso, ese fue el regalo que Marta recibió cada tarde durante el tiempo que vivimos juntos, cada tarde veníamos y yo se lo daba, ella me besaba y suspiraba , yo encendía mi pipa y me perdía entre los astros, jamas estuve realmente con Marta, siempre me fugue con tu madre...
de pronto Manuel cayo al suelo de un fuerte dolor en el pecho, yo corrí a levantarlo, mirándome fijo a los ojos me dijo – hijo mio, se que ninguna ha de volver por eso yo me largo con ellas...
y así cerro sus ojos y murió. murió con la tarde, murió con agosto, y murió con la pena y la insatisfacción de amar sin ser amado jamas.
deje su cadáver acostado en el piso y llore sobre él. ese hombre si que valía por sus sentimientos y jamas nadie lo entendió.

fin

Texto agregado el 04-08-2009, y leído por 65 visitantes. (1 voto)


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