La Casa Adoris.
3. La nueva Vera.
Roma - Italia.
1. Vera: La Adoris amateur.
Vera llevaba un año de estancia en la casa de Alba.
Los chicos de su edad, comenzaban a mirarla.
Vera era una joya de dieciseis años de edad, que empezaba a aprender a observar con disimulo a los mismos.
Ya había entablado amistad con alguno que otro.
Alba la dejaba libertad para ello, entretanto que la iba enseñando los pasos firmes para hacer feliz a un hombre.
Las amigas de Alba, se llevaban a Vera a sus fiestas secretas, en las cuales, los hombres eran el principal objetivo a servir.
Vera iba estudiandolo todo.
Su aprendizaje iba rápido en algunos puntos, puntos que la valdrían para conseguir ser esa mujer Adoris, única y distinguida que sería buscada en la altas esferas, después.
Alba la enseñaba también la gramática del italiano, un nuevo idioma que Vera debía de aprender si quería ser su sucesora Adoris en la ciudad de Roma.
A veces, Alba la hacía hacer actos deshonestos frente a amigos suyos, actos de amor y sexo, entre los que Vera, bien por vengüenza, bien por falta de experiencia, se encontraba a disgusto.
Alba la hacía ver que era algo normal con los hombres, el acto del amor debía de ejecutarse con finura y placer con éstos.
'Cuanto más los hagas felices, más te buscarán, más te pagarán y más mundo verás en su compañia', la decía, una y otra vez.
Vera, comenzó a entender aquello. Aún con sus dieciseis años. iba accediendo a algunas peticiones de hombres italianos.
Alba la acompañaba, ellos sabían que no tenìa experiencia, Alba les rogaba que fueran pacientes con ella, que la enseñaran lo que más necesitaban de la misma.
Los días, los meses, los años pasaban.
Vera se iba convirtiendo en la joven más solicitada, amada y deseada de Italia.
Alba estaba muy contenta con élla, Vera aprendia tan rápido, que Alba empezó a informar de sus avances a la casa Adoris en Francia.
Anaiis, dijó que un año más de práctica, despúes, Alba debía de buscar un lugar en Roma para que Vera se instalara por su cuenta y comenzara su trabajo como una Adoris profesional.
'La empezaremos a dar su primera paga, eso será un incentivo bueno, haré llegar el primer dinero a la cuenta de Vera, cuando la crees en la Banca de Italia. Quiero tambien que vengais ambas a Paris, Me gustaría ver como ha crecido nuestra pequeña amateur', la dijo Anaiis.
'Bien, abriré una cuenta a su nombre en los próximos días y te llamaré para darte el número. Irémos la semana que viene a Paris'. Respondió Alba, iluminando su cara.
Alba había cogido un cierto cariño a Vera. Ese primer sueldo, era algo que sin duda alguna, pondría a Vera en linea con su objetivo.
Paris - Francia.
2. Retornando a la casa Central.
El vuelo fué excelente.
Ambas llegaron a la casona de noche. El tiempo era bueno en Paris.
La señora Adnette salió a recibirlas como de costumbre y las condujo ante Anaiis.
Esta se encontraba en el jardín posterior de la villa.
Cuando Anaiis las vió entrar, se alegró enormemente.
'¡¡ Hola, ¿ pero que tenemos aquí esta noche ?, vaya estás preciosa Vera !!.
'Hola señora, ¿ Me ha llamado Vera ?.
'Pues claro que si, ese es tu nombre, te dije que cuando llegaras a ser una Adoris, todavia no eres una profesional, pero si amateur, te llamaría por tu nombre'.
'Gracias, señora'.
'Oh, a partir de ahora seré Anaiis para ti. Ya no soy la señora Triolet. Ese tiempo acabó, querida. Y dirigiendose a Alba la dijo: 'Hola Alba, ¿ que tal el viaje ?
'Muy bien Anaiis, rápido y cómodo, como siempre', contestó Alba sonriendo.
'hmm, tendreis hambre y sueño, me imagino, mandaré que os preparen la cena y la habitación. Mañana me contarás Vera, todo lo que Alba te enseño y lo que tu aprendiste en Roma'.
'Muy bien señora, quiero decir Anaiis.' Dijo Vera con cierta soltura.
Vera, después de cenar, sacar y ordenar sus cosas en el armario de su habitación, se introdujo en la cama.
Pensaba en la gran diferencia del primer dia que pisó aquella casa, con este otro primer dia, después de tres años que partiera a Roma.
También pensó en el caballero de sus sueños. '¿ Dónde estará ahora mismo ? ¿ En Londres, en Paris ?. Ojalá le pudiera ver de nuevo.'.
Con dichos sueños, apagó la lámpara y empezó a dormir.
Escrito por Carlos Them
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