Me despierta el trinar de las aves,
y el olor a café...
Me desayuno en la terraza.
El sol me pinta de dorado
Y hace que de mis poros broten arroyitos.
Cuando siento que estoy a punto de arder,
me zambullo en el agua fría y entre ays y uys
mi calor templa el líquido, o el agua enfría mi calor.
Empiezo a flotar, siento que la vida se reduce
a ese instante, yo, agua y sol, trinidad absoluta.
A través de mis transparentes párpados,
un caleidoscopio multicolor baila danzas exóticas,
que me hermanan con la energía de todos los reinos,
mineral, vegetal, animal, el milagro de la creación
se me revela e inunda cada uno de mis átomos.
Mis pensamientos, tomados de la mano, se van de
peregrinos a cantarle a la vida, al igual que mis
deseos, pasiones, dolores, metas y caprichos...
Siendo nada, me vuelvo parte del todo.
¡Hermosa vacuidad del ser!
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