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De Bécquer a la Telenovela
Bécquer, el representante español del romanticismo, marca el primer paso del camino literario que conduce con cambios y lenguajes diversos a lo que hoy conocemos como telenovela.
En realidad, la telenovela basa su temática en un desarrollo romántico con agregados sociales o económicos, su romanticismo es exagerado y estereotípico; les invito a recorrer el camino que desembocó en esa forma pseudo literaria, la cual goza de muy buena salud en nuestros días.
Desde la época de Bécquer empezaron a surgir los folletines (de feuille, en francés) que era un agregado en los diarios de la época y llegaba al público como una faja al pie de las páginas del periódico o como un cuadernillo separado.
Autores de gran envergadura usaron este estilo literario para lanzar sus obras: “Balzac” publicó La Comedia Humana, “Alejandro Dumas” editó así Los tres mosqueteros y El Visconde de Bragelon, “Victor Hugo” deslumbró con Los Miserables y “Gustave Flaubert” con su Madame Bovary, solo para nombrar algunos de los más conocidos. En este tipo de literatura se da gran importancia a las emociones que transmiten los personajes.
Después del folletín vino el auge de la novela rosa. Últimamente , en el mes de abril, falleció una prolífica escritora de novelas rosa: “Corín Tellado” de la cual se dice que fue la española más leída después de Cervantes. En estas novelas, la fábula es siempre romántica, cambian los nombres y las situaciones, pero nos encontramos invariablemente frente a un amor imposible que a través de muchas peripecias permite a sus protagonistas coronar sus sueños. El final feliz era obligatorio. El cine de esa época respondía al gusto de los espectadores y las películas seguían paso a paso la dinámica de la novela rosa y llegaban invariablemente al happy end.
Paralelamente se desarrolla el melodrama y el radioteatro que abarcan más argumentos que la novela rosa, ya que incluyen en su repertorio situaciones familiares, relatos folclóricos e históricos, policiales y a veces son reducciones de dramas teatrales.
El radioteatro tiene una enorme popularidad, su éxito proviene de las entregas diarias que finalizan siempre en un punto culminante de la acción. La historia se escribe sobre la marcha y empeña a los autores a un ritmo acelerado que les lleva a menudo a gruesos errores de lógica. Esto llevó a Vargas Llosa a desarrollar la crítica humorística del escritor de radionovelas en la novela que titulara La tía Julia y el escribidor, en la cual relata la historia de un adolescente, Mario, que sueña con ser escritor y trabajando en una radioemisora conoce al excéntrico libretista boliviano de radionovelas Pedro Camacho, un inefable escritor, que de tanto escribir varias radionovelas contemporáneas, confunde personajes y situaciones provocando el caos y el desconcierto de los oyentes. Un Quijote moderno .
Los medios de difusión cambian, llega el auge de la televisión y poco a poco la radionovela genera otro estilo en el nuevo medio: “la telenovela”.
Para hablar de telenovela debemos abordar el término paraliteratura. El prefijo "para" en este caso, como en muchos otros (paramédico, parapsicología, paradoncia) señala que no se trata de literatura propiamente dicha. La novela, muchos libros policiales, algunos textos de autores mundialmente reconocidos reciben esta calificación. Es, si queremos, una definición levemente despectiva que habla de la limitación del alcance literario del escrito.
La paraliteratura es en realidad el "kihsch" de otras épocas. En América se habla de "soap operas". Recibieron ese nombre porque siendo un género que encuentra en su mayoría el gusto de las mujeres, la publicidad estaba concentrada en artículos de limpieza, sobretodo en la de los jabones en polvo.
La telenovela es el desarrollo natural del romanticismo, del folletín y del radioteatro y del melodrama.
Las características de la telenovela son la secuencia interminable de situaciones muy similares que abarcan una gran cantidad de tiempo, la repetición de situaciones, los conflictos familiares y amorosos, que son su núcleo, pero están rodeados por ambiciones desmedidas, traiciones, sufrimientos y engaños. Un clásico tema es el del hijo perdido o raptado o suplantado y su búsqueda, con las relativas peripecias. Actualmente los adelantos de la ciencia permiten la verificación de la paternidad y eso es un punto definitivo en el desarrollo de la historia que roza a veces con el incesto.
Los personajes están marcados desde el vamos. Están: la chica, el malo, el amigo, la madre castrante o abnegada y el galán siempre apuesto y valiente.
La chica se nos puede presentar como fea al principio pero no hay que preocuparse, será bella con el pasar del tiempo y sea cual fueren las vicisitudes llegaremos en el futuro a una boda. A veces, a menudo, la historia sigue desarrollándose más allá.
Dada su característica de texto por entregas su parentela con el folletín es innegable, y los autores deben seguir un ritmo no programado que a veces los hacen incurrir en absurdidades y repeticiones.
El motivo del auge y popularidad de este género merece un estudio sociológico que excede los límites de mi ensayo.
Yvette Schryer Ninive
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Texto agregado el 03-08-2009, y leído por 409
visitantes. (20 votos)
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Lectores Opinan |
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24-08-2009 |
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Muy ameno e interesante texto, un paseo por las lecturas populares a través de la historia, y de la vida de tanta gente. Desde pequeña escuché radionovelas, al principio casi como una música de fondo, y a medida que iba creciendo, mi interés por esas historias también se acrecentaba. Ahí había de todo, desde las historias más simples y estereotipadas hasta adaptaciones radiales de obras de grandes escritores, en mi infancia escuché “El maravilloso viaje de Nils Holgersson”, que mi mamá nos sintonizaba sin falta cada mañana, más tarde “El hombre que ríe” de Victor Hugo a la hora de la siesta... La adolescencia me trajo los libros de Corin Tellado, que durante algunos años me provocaron embelesos enormes del corazón, hasta que me di cuenta de que la historia era siempre la misma, solo cambiaban los nombres, lugares, y uno que otro detalle. También tuve mi época de telenovelas, en Chile las llamábamos cebolleras, porque se suponía que hacían llorar... Me gusta mucho la forma en que vas trazando la historia de las novelas entregadas por capítulos, fue un verdadero acierto la idea de incluir folletines en los diarios, una manera de llegar a un público mucho más vasto que el que entonces tenia acceso a los libros. Lástima que con el tiempo el nivel del lenguaje y de las ideas se haya ido degradando tanto... loretopaz |
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17-08-2009 |
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Escrito muy interesante y ademas educativo.
Muchas gracias, algo he aprendido. za-lac-fay |
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06-08-2009 |
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Me ha gustado mucho el tema que ha tratado Usted Señorita.Tantos recuerdo!!Gracias.*****Saludos. anablaumr |
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06-08-2009 |
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No se me hubiese ocurrido transitar por el camino que lleva desde Bécquer a la actual telenovela, pasando por Balzac, Dumas, Víctor Hugo, Flaubert. Sin embargo, y aún con algunos disensos, creo que tu análisis es original y atinado. fabiangris |
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05-08-2009 |
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En México las novelas tienen una tradición muy grande. A fuerza de ser sincero no soy fanático del género. Siempre termina aburriéndome y los diálogos e historias se me hacen muy predecibles. Aun así comparto tu opinión. Hay más cosas ahí que sería interesante averiguar. Saludos, buen tema, mejor expuesto. Azel |
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