Y así, lentamente, como si les causara un placentero y a la vez desgarrador dolor el acto de independencia, las sombras van desprendiéndose una a una de los cuerpos con una delicadeza tal que les permite que sus siluetas se recorten perfectamente. Y se las va tragando la boca del subte, se van rodando por las escaleras y escapando por los túneles, cuidando de no quedar adheridas a las paredes de los pasillos. Saltan por entre los molinetes y corren para buscar sus andenes. Yo voy para Constitución*.

* Constitución es, en Buenos Aires, una estación terminal de subte (o metro) que a su vez conecta con una de trenes (del mismo nombre) para ir hacia el sur de la ciudad.