Y aun así, después de tantas noches en vela, y sin ningún rastro de cambio positivo, me e tomado la libre tarea de seguir con mi búsqueda, a esa respuesta, que todavía creo existe entre algo, entre algún lugar, entre alguna piedra, donde todo se remonta y toma cara para poder de sus lengua de víbora entonar, salivando y poder desenvolver con veneno puro, esa verdad infalible al error, y susceptible al cegamiento instantáneo a todos aquellos que por fanatismo o traición misma, victimas de su propia curiosidad, terminan bebiendo de ese elixir maligno, fatal, para encontrar la muerte viviente.