Rabia, la impotencia se apodera de mi, cubre todo mi cuerpo como una armadura de metal caliente que penetrada con picos en la piel derraman odio, sentimientos de muerte, inconcientemente omicidio, asesinato; deseos de desgarrar esa chatarra de metal que me envuelve, pisoterala, humillarla, repetirle una y otra vez lo mucho que la detesto, defecar en su rostro vacio, opaco y aportillado, patearla cientos, mejor dicho miles de veces, millones.

Atornillaria clavos oxidados en su escudo con la sonrisa mas grande del mundo y los besaria sarcasticamente despues.

Sumergir su cabeza de metal en agua hirviendo repleta de sangijuelas y tijerillas me haria sentir excelente.

Maldito armadura que finge proteger, cuando lo unico que hace es herir, destrozar celula tras celula, lastimando lo mas recòndito del ser, perforando lo que dificilmente podra sanar.

Rencor incontrolable, adulterado,que simula no existir, hipocresia.

Herradero mediocre y patàn, parecdio al tìpico agricultor que cosecha con aguas negras teniendo como fruto mala hierba que de vez en cuando pinta con areoslo y adorna con flores y corales.

Pero a pesar de todo, agradesco cada herida con humildad y cariño, destrozan un poco el interior, pero lo fortalecen cada dìa mas, aun asi portando la peor herradura decido luchar, defender sobre todas las cosas, lo que soy y lo que quiero, el empaque ¿¡Què mas da!?, simplemente cubre mi escencia, asi que lo desecho al olvido y me dedico a hidratarme con gotas de amor, como un buen herradero lo haria.