relato escrito por mi que presenté para el II Concurso de Relatos Amorosos "Do not disturb".

una noche inesperada


No hace mucho que fui por primera vez a Villajoyosa, era un pequeñito pueblo de alicante pero hermoso, increíblemente hermoso. La playa era casi transparente, el mar totalmente purificado, armonioso y bello, me recordó por un momento a las islas de Tahití. Y sentí por un momento no querer irme de ese acogedor lugar. Me sentí tan cómodamente y relajadamente allí que cada día bajaba a la playa para contemplar su hermosura y al mismo tiempo sentirme una turista afortunada. Algo me decía que aquellas vacaciones iban a ser diferentes, mas bien, lo presentí. Conocí aquel lugar para meter en mi corazón y también conocí el amor. El era otro turista, me llamo la atención sus ojos, eran de un suave color miel y su presencia era terriblemente atractiva, nuestras miradas se cruzaron en distintas ocasiones y sentí como todo en mi temblaba hasta hacerme parecer frágil y delicada. Aun así nunca nos habíamos dirigido la palabra, no hasta ese día, donde la luna yacía mágica y esplendida sobre la tenue y relajante bruma del mar. Allí estaba yo, con un vestido blanco y azul haciendo juego con mis ojos claros y mi piel bronceada, imaginando miles de hermosas cosas que podían suceder en un momento como aquel. Quizás fue un aviso, una señal o un regalo pero el vino a mí con aire despreocupante, envolviéndose por igual en aquella soledad que lo alumbraba interiormente. Los dos éramos dos almas solitarias que habían decidido viajar para escapar de las garras de la rutina y la agonía. Dos almas que estaban predestinadas a amarse y conocerse tras tanto tiempo buscándose.

Hablamos como si nos conociéramos de toda la vida, envolviéndonos entre pasados, recuerdos y pesadumbres. Y sentí por un momento lo mucho que iba a querer a ese hombre. Su mirada me recorrió sigilosamente, sedienta de pasión y deseo, pero no era una mirada lujuriosa, era una mirada llena de amor y admiración. Acaricio suavemente mi tembloroso cuerpo, me acuno ligeramente entre sus brazos y besó cada centímetro de mi rostro, me sentía la mujer más hermosa y especial del mundo, éramos dos desconocidos que se habían dejado llevar por el deseo y la compañía especial del uno del otro. La luna nos dibujaba y el mar se acompasaba con nuestros latidos. Nos levantamos de aquella suave y fina arena, el me cogio de la mano, puso su otra mano en mi cintura y entre nuestros tarareos de nuestras canciones favoritas, bailamos lentamente en aquella hermosa playa de Villajoyosa.

_ te quiero- me susurró al oído haciendo que mi cuerpo se estremeciera- ¿como puedes llegar a amar a alguien que no has conocido nunca?- ahora su suave y aterciopelada voz parecía una pregunta desesperada.
_ quizás porque estábamos predestinados- fue mi respuesta. El sonrío ligeramente encorvando con sensualidad su tentativa boca y la posó con suavidad sobre la mía.

Cuando nuestros labios se despegaron, el me abrazó con más fuerza y mi corazón se unió al suyo, si, estábamos predestinados. Su aliento era fresco como la brisa que nos envolvía, haciendo que cada palpiteo de mi corazón fuese un desafío. Me sentía satisfactoriamente feliz y protegida en los brazos de aquel hombre.

_ quédate conmigo- le rogué.

El acaricio con su mirada cada parte de mí, y con una sonrisa esperanzada me dijo:
_ Siempre.

Entonces nuestras voces y preguntas se acallaron, nos dejamos sentir por aquel precioso momento, y pensé en aquellas cosas del amor, y sobre todo en lo que una noche podría depararte, una noche inesperada.