Hay que preparar la pasta para amasar los ñoquis, le abría dicho Silvia a su madre.
En la calle están arreglando un bache en el empedrado, un tractor con un rodillo intenta aplastar las piedras.
Es el comienzo del otoño, nublado pero buen tiempo, irán a reunirse a comer los ñoquis de Chela un día lunes, día del sombrero. Son una familia numerosa todo traerán uno puesto, pero además hay que agregar al Chofer del Mateo, propiedad de Chela, quien es un número puesto en la mesa, debido a que hace un aporte muy valioso a la familia al continuar manejando el carro, y al que siempre lo acompañan su galera con bastón.
Este hombre testarudo, originalmente repartidor de leche, alto pero con una panza alargada con forma de sandía, la década pasada por orden del finado patrón de aquel momento, marido de Chela, ha remodelado el carro blindado quitando el techo, para convertirlo en un coche de paseo a tracción a sangre. El preciso lugar donde siempre acostumbra estacionar, pues lo considera abandonado, es justo la entrada para los vehículos de un vecino, que al tener su auto descompuesto desde hace tiempo, no respeta el espacio como algo prohibido. Pero lo cierto es que este se ha comprado un cochecito antiguo reemplazando al fundido, por ende necesitando del lugar, definitivamente. En cuanto a la parada donde suele levantar a los pasajeros es la conocida que se encuentra al frente del Jardín Zoológico, pero como es un ilegal, muchas veces debe deambular antes de meterse entre los habilitados.
El hijo menor de la señora luciendo una gorra de chef sucia de grasa, les hace llegar la propuesta de poner una pizzería en casa bajo las órdenes de Chela, haciendo el reparto con el mateo, o bien permutando el antiguo carro por un ciclomotor último modelo, pero Darío el chofer le tira la idea abajo, ya que le resultaría imposible desprenderse de dicha gloria viviente que son.
En ese preciso momento avisan que la topadora le hubo pisado el vaso de una pata al pobre caballo, llamado Samuel, que además al brincar se abría luxado el anca, teniéndolo que anotar en lista para ser sacrificado.
O sea que el almuerzo se interrumpió quedando los platos cargados echando vapor. Con valentía la señora tomó un revolver, más con absoluta decisión gatillando en la sien del equino. Enseguida la propia grúa que lo aplastara, luego arrastró al animal por la bici-senda hasta el corralón.
Chela con urgencia pues se hacen las catorce horas, calentó las porciones en el micro onda, mientras todo regresaban a la mesa, con una cuchara golpeó la campana sin badajo para llamar a comer a los pequeños. Hicieron un minuto de silencio por Samuel, más luego continuaron cual si nada hubiera ocurrido, pero habiendo dedicado un tributo antes de abalanzarse sobre la comida.
Pero pasó que regresó el vecino con su Bergantín recién adquirido, encontrando el carro solo mal estacionado, malhumorado, puesto que con la diestra sostiene la boina gallega, con el ante brazo golpeó el cartel de chapa, provocando un ruido tremendo, acaparando la atención de los parientes de Chela.
El chofer se disculpó, argumentando que ignoraba la nueva adquisición, pero el vecino considera que igual debe respetar las normas, que por favor lo antes posible desplace el armatoste de la entrada.
A todo esto en segundos el rodado se lleno de niños, que no hacen más que tocar todo.
La calle es una pista, con dibujada una linea roja de la sangre del caballo. El vecino llevó a pasear una vuelta manzana a toda la muchachada, acompañado de Silvia que nunca se aparto de su lado.
Entonces cuando por fin regresaron, Chela reunió a toda la familia para hacerles llegar una novedad,
y es que desde hace tiempo está noviando con Darío a escondidas, que se han enamorado mucho, estando dispuestos a casarse pronto.
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