Me lo quedo mirando y pienso, “le debo 200 pesos”… ¿me los pedirá antes de irse?
Y no, se fue sin decir nada, tengo mas tiempo para olvidarme de esa deuda y de alguna u otra forma no hacerme problema hasta que otra vez llegue el momento en que el me pida esa plata, y ahí todo comienza otra ves, desesperación por una “deuda” minima, pero yo como siempre suelo magnificar las cosas.
Esas manchas en el suelo inmóviles, ¿de que serán?...y este frío que recorre mi nuca, mis manos también…
Y ahí te apareces vos, ¿que habría pasado si las cosas hubieran sido diferentes?
Claro que tu personalidad, tan orgullosa y egoísta nunca iba a cambiar, no se si yo querría cambiarla, pero molesta mucho.
Siempre tan dominante, y hasta a veces parece que gozaras que me retuerza en un rincón pensando que carajo te pasa por esa cabeza.
El viento arrastra unas hojas y me doy vuelta a ver, como esperando a alguien, pero no me olvido de vos y sigo haciendo esta exposición, como si fuera una clase oral en la secundaria, en las que solía ponerme nervioso y me transpiraban las manos. Vos solo escuchas, tu imagen fría y estática por momentos me da bronca, pero paso de la bronca, a la ternura, y hasta ganas de abrazarte.
No se si sos feliz, si lo fuiste. Que se yo.
Las manchas en el piso siguen inmóviles y me pregunto de que serán, y la luz media amarillenta no me deja ver con claridad, pero la luna si se ve bien, con una aureola como de niebla o algo. La verdad que no se que será, no tengo conocimientos de meteorología.
Te miro y me miras, parece un monologo esto. ¿Lo es? Entonces ahí mismo miro hacia la derecha y veo ese camión, siempre en el mismo lugar estacionado, ya que al otro día hay que arrancarlo temprano para comenzar el trabajo.
Me someto a grandes esfuerzos mentales para saber que hubiera pasado si….etc., etc... Hay que dejar todo atrás, pero recordando aquellos momentos en que entraba en tu casa me siento feliz y se me escapa una sonrisa, pero esta se borra cuando miro a la derecha otra vez y veo ese monte que ocupa toda la esquina, todos los miedos de mi infancia vuelven, ese monte oscuro al que hay que respetarlo.
Pero todo vuelve a ser felicidad al ver esa casa, es la casa de dos habitaciones, con un patio chico, en donde era todo felicidad y olía a comida los medio días. Con ese altillo al cual nunca pude subir, y es una cuenta pendiente en mi vida. ¿Que ocultaba mi padre allí? Seguramente cosas sin uso pero la imaginación de un niño puede ser muy grande.
Las manchas desaparecieron y ya casi se de que son. La persona a la que debía dinero se fue, pero vos todavía estas, ahí sigilosa, sin hablar como esperando que siga haciendo mi descargo. Hay un chico que mira como si fuera a hacer alguna “macana” pero se que se va a quedar ahí sin hacer nada, al menos que yo le diga, entonces ahí comenzara a hacer de las suyas.
Miro hacia arriba y una luz amarillenta, casi anaranjada, me alumbra desde arriba y no puedo distinguir los colores, entonces miro el reloj y son las 4.00am. Ahí vos decidís irte.
Así como por arte de magia, este chico también decide irse, pero a su vez se queda conmigo.
Entonces fueron 500 metros los que hice desde que me despedí de el.
Solo 500 metros, 5 cuadras, hasta llegar a mi casa.
Sin querer el viaje no lo hice solo.
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