De menor, me enamore de una princesa, nunca fuimos amigos y escasas veces pudimos hablar, ella era muy popular y yo simplemente, me conformaba con mírala desde la esquina de del salón, cada risa de ella era la nota de mi mejor canción, el poema más perfecto que jamás seria escrito, en el último año, justo en la fiesta de promoción, con unos tragos de más y un cigarrillo en la mano, busque darme valor, decidí por fin decirle mi verdad, una que fue tan falsa a la realidad, las luces de la fiesta resaltaron con cada pieza de mi corazón, el mismo que se esparció por todo el salón, cada mirada estaba sobre mí, esperando ver las lágrimas que gracias a Dios, pude contener, entre risas me di media vuelta y abandone mi corazón junto con toda mi ilusión. Termine la escuela al poco tiempo y partí para olvidar, deje mi familia, mi ciudad y los pocos amigos que me vieron salir… por la puerta falsa de la vida.
Diez años me tomo volver, más por obligación que por ganas, aunque algo había cambiado, la mirada no era la misma, la actitud y la actitud tampoco, muy dentro mío, sabía que esta era una parada que tenía que hacer, descubrí que mi ciudad ya no era mía, pero la gente seguía ahí, en el mismo bar, siempre hablando y viviendo de los recuerdos, del pasado glorioso, pude notar con la tristeza que se dieron cuenta que tocaron su cielo en la secundaria.
Todos estaban presentes, ella también, si, la princesa con nombre de té, todos seguían con sus vidas, con tristezas y alegrías, con sus triunfos y sus penas, lastima saber que no podrán salir de sus viernes del recuerdo, pues en el mundo es infinitamente grande, el capitán de futbol, o la reina de la fiesta, ahora son parte del montón, espero al menos logren ser grandes en su ciudad, de los pocos que nos fuimos me di cuenta que, somos lo que somos en todos lados, lastima, no somos de ningún lugar, porque partimos.
Ahora recuerdo aquel día que cambio toda mi vida, aunque he de admitir que dolió, aun así, no me arrepiento, esto ya a que no podría vivir de quien fui, así como lo hago de quien soy, el mundo seguirá girando y me encanta no saber dónde quedare en la siguiente ronda, pero cuantos pueden decir lo mismo.
Sabiendo que es verdad, ya me toca partir, otra vez me voy en tren, sabiendo que cuando quiera podré regresar, pero en mi viaje a ninguna parte... Madrid mi próxima parada... o eso espero. |