Cierro mis ojos al mundo
para que nadie sepa que existo
y poder estar solo en este cubo
donde me quedo desnudo
en una esquina frente al espejo
que no sabe que lo ignoro

Empuño mis manos
Para que mi sentido del tacto
No extrañe la textura de lo ajeno
El aire repta debajo de la puerta
Yo me asfixio en esta angustia
Tomo la delgada daga
y hago un corte profundo
la roja sangre de mi venas
corre ansiosa a vaciarse
como un desordenado cristal
carmesí y tibio

Que será gritar su nombre
o grabarlo en una piedra
cual si fuese una ofrenda
para vencer a la zozobra.

Jorge P Guillen.