El señor de los deseos 1.
La calle estaba desierta, alguien esperaba en el callejón, un callejón medio oscuro, tan sólo la luz de la hoguera iluminaba la cara de aquél que se encontraba sentado frente a ella.
Tenía el pelo largo y blanquecino, barba y unos ojos tan negros, como la misma noche sin luna ni estrellas.
El siempre esperaba a que alguien se acercara y le pidiera algún deseo.
A él no le importaba el tiempo, él tenía todo el tiempo del mundo para esperar.
Llevaba entre nosotros desde la creación casi de la vida, era una parte más de ella, era su propio dueño y señor.
Alguien se empezaba a acercar al callejón, siii, el olía cuando algún ser humano se acercaba, olía sus ganas de desear, de solicitar, de suplicar que él pudiera hacer realidad su deseo.
Era un hombre de mediana edad, de baja estatura, vestido con vulgaridad.
"Buenas noches, ¿ desea algo señor ?", le preguntó con una sonrisa de lado a lado.
"Buenas noches, necesito que haga algo para mi, algo especial", contestó el hombre de mediana edad.
"Por supuesto señor, para eso estoy aqui, cualquier deseo que usted imagine, lo ejecutaré con sumo placer", respondió manteniendo la misma gran sonrisa.
"Mi deseo, es provocar el cáncer en una persona, para que muera", dijo el hombre con cara de poca felicidad.
Se le quedó mirando seriamente, puso la mano en su perilla y le respondió:" ¿ Esta seguro que desea, algo como eso ?, tenga en cuenta que ese deseo puede costar demasiado caro, para una persona como usted".
"Le pagaré, tengo dinero ahorrado, no me importa, ¿ cuanto pide a cambio si hace eso para mi ?", le inquirió el hombre con cara de desesperación.
"Guarde su dinero, yo no lo necesito, el importe por hacer realidad los deseos, no lo cobro nunca de esa forma, no me interesa el dinero, amigo", le dijo con tranquilidad.
"¿ Entónces que es lo que quiere a cambio, dígame ?", le preguntó con cara de confusión.
"Pida el deseo y yo lo haré para usted no se preocupe, más adelante le cobraré mis servicios", le respondió de nuevo sonriendo.
"¿ Más, más adelante dice ?", le inquirió de forma asustadiza.
"Eso es, ahora pida el deseo formalmente y vaya dónde está esa persona, cuando usted la vea muerta por el efecto del cáncer, yó le buscaré personalmente. Esté dónde esté, le encontraré", respondió, esperando que el hombre solicitara el deseo verdaderamente.
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El deseo fué ejecutado, la persona a la que iba directamente el maleficio sufrió una espantosa muerte, el cáncer se esparció por todo su ser rapidamente, no hubo nada que hacer, nadie podía salvarle, aquella muerte estaba asegurada.
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Al cabo de un tiempo, el hombre sonreía feliz, ahora poseía todo el negocio para él sólo. Pero se olvido de aquél a quién pidió el deseo.
Una noche en que se encontraba en su casa descansando después de la jornada diaria, sintió abrir la ventana de su habitación.
Un aire frio comenzó a entrar por la misma, un aire que envolvía algo, un algo que empezó a materializarse dando forma a aquél que tenía ya olvidado.
"¿ quién es usted ?, ¿ que hace aquí ?, Yo no le he invitado a venir a mi casa". Preguntó asustado y sorprendido por la aparición que tenía frente a él.
"He venido a cobrar mis servicios, ahora le toca a usted cumplir con su parte", le respondió con la misma sonrisa con que le había conocido la primera vez que le saludó.
"No, no se que quiere, no me acuerdo de nada, fuera de mi casa ó llamaré a la policia", le dijo mientras intentaba escurrir el bulto cerrando la puerta de la habitación y pasando al salón de la vivienda.
"Usted debe pagarme por lo que hice con ese su compañero de negocios. Ahora es el turno de pedir lo que me corresponde".
Se abalanzó sobre el hombre y absorbió su alma, su ser, su esencia ... Este último cayó al suelo sin vida.
"Ahora todo está cómo debe de estar, ha saldado su deuda conmigo", dijo mientras salia por la puerta de la vivienda ...
Escrito por Carlos Them
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