La nueva fe de Josefina Pirelli
Yo, Josefina Pirelli, rodé rebosante de vida por las carreteras de Europa, con la elasticidad que me daban mis cámaras nuevas. En poco años, maltratada por las dolorosísimas frenadas de un desconsiderado, terminé en un galpón maloliente." Me sentí como Gloria Swanson en Sunset Boulevard; era el fin de mi carrera..."
Estaba junto con mis hermanas en ese depósito, cuando cierto día llegó una joven gordita (debía ser de la familia Michelin) que se puso a examinar las ruedas y me eligió junto a otras diez como yo. Estabamos todas hechas un desastre.
La gordita nos cargó en una camioneta y al dia siguiente nos pintó de distintos colores. !Yo Josefina, descendiente de la prestigiosa familia Pirelli, pintada como un payaso! ¿Habría caído en un circo?
Cuando la pintura se secó, la gordita enterró parte de nuestros cuerpos y nos dispuso una junto a otra formando un arco. Empezaron a llegar unos chicos que rieron encantados y se pusieron a jugar dentro de nosotras. Nos habíamos convertido en un túnel multicolor del jardin de infantes. Fui feliz durante diez años. Después, volvi a escuchar que decían que estábamos muy gastadas... y pronto nos vimos apiladas al borde de la carretera. Viejas y pintarrajeadas como esas...,creí morir de verguenza
"Es tu fin Josefina Pirelli", me decía y lloraba, pero, un muchacho todo músculos, que después de darnos absurdos pellizcos y patadas, nos salvó del camión de los desperdicios y nos llevó a su barca. A algunas las ató para amortiguar los golpes del muelle y a cuatro de nosotras nos convirtió en salvavidas. Cierto día me caí al agua. El muchacho estaba ocupado con su novia y no lo notó. Vi con desesperación que la barca se alejaba dejándome en alta mar.
Tuve que soportar durante meses el picotear de las gaviotas, el sol infernal que con la complicidad de la sal abría profundas heridas de mi piel, la embestida de las olas... Al vislumbrar tierra me desmayé emocionada. Cuando abrí los ojos vi que un grupo de negros bailaban a mi alrededor, uno llegó con un cuchillo y empezó a cortar mi cuerpo en anchas tiras."Mueres asesinada, Josefina Pirelli", pensaba llorando litros de lágrimas de caucho.
El viejo daba las tiras a la gente, quienes se las ataban a la planta de los pies. Me convertí en un montón de sandalias. Al principio sufrí de problemas de personalidad, pero pronto me acostumbré.
Una Good Year con la que converso a menudo, me dijo que estamos en Kenia. Más vieja que yo, sabe que cuando no serviremos más como sandalias nos esperará otro destino y que la muerte no existe. Me convertí a su religión.Soy nuevamente feliz. Creo en el reciclaje, amén.
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