Inicio / Cuenteros Locales / nacho_gallardo / Lista de invitados
De partida no es necesario invitarme a mí mismo
llegaré como sea, bienvenido o resistido
Para confeccionar la lista recurriré a los viejos vocablos
con el fin de disimular lo que resulte obviamente añejo
archicitado, el más puro estilo redundante
Invito a la noche y su ceguera quinceañera
Invito al humo intruso que desaparece una y otra vez
Invito a la copa parlanchina de antaño
Invito a la pureza convertida en cenizas brillantes
Invito a la flora omnipresentemente clandestina
Invito al frío ensordecedor
Invito al apocento congestionadamente vacío
Invito al recuerdo olvidado sobre la ola voraz
Invito también a su escupo, cruel testigo
Invito al rechazo fugaz del ayer difuso
Invito a su segundo nombre
Invito -no sin resquemor- al navegante solitario
Invito al libro de mentiras que compré de segunda mano
Invito no a mi jefe, sino a mi sueldo atrasado
Invito a la sonrisa que nunca fue mía (lo más probable es que no llegue)
Invito a la cortesía maleducada que ni siquiera rima
Invito al valiente soldado desnudo -mi admirado hermano- que ya no está
Invito a los puntos y comas vestidos de civil
Invito al corazón salvaje del abismo orgásmico
Invito al círculo central
Invito a las sábanas viudas que viven de las rentas
Invito a la mancha asesina del pantalón lavado a mano
Invito a los comensales hambrientos a sentarse a la mesa
Faltan sillas y los relámpagos son en blanco y negro
falta un impulso para invitar a los imprescindibles
A ustedes no los invito por decencia
por el honor que reposa en las angostas alamedas del amor
No los invito porque esta es una fiesta privada
sólo quienes deseen firmar su sentencia de muerte pueden asistir
los demás podrán visitarla en su página web
donde no hay pedofilia pero sí párpados hinchados
y secretos ultrajados de sus sarcófagos malditos
Unos pidieron picadillos y pisco sour
otros un cóctel a la altura de las circunstancias venéreas
otros tantos se conforman con sopaipillas pasadas
con pebre extraído del páncreas profano del dragón jubilado
Las entradas no podrán adquirirse en grandes tiendas
no estarán disponibles en las farmacias coludidas
menos en las ferias obligadamente libres
De hecho no hay entradas
ni salidas ni escapes ni colores infinitos
Tampoco hay estatutos
Lo más probable es que esté yo sólo
sentado sin ropas frente al televisor apagado
aguardando por los invitados que nunca llegarán
y llenando formularios adjudicados a otros
papeles obsoletos que resbalan una y otra vez
frente a mi rostro deshauciado de cálculos imposibles
Acaba de llegar el primer invitado
con certeza me comunica que los demás vienen en camino
Anunciado está que se marcharán en no más de quince minutos
lo suficiente para sollozar el latido efervescente
que nos hace creer que la soledad es un ameno invitado más dentro de la lista.-
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Texto agregado el 29-07-2009, y leído por 206
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