Ya llegó la noche y la ansiedad no supo encontrar salida. El sueño no va a venir.

Me giro y me giro entre blancas telas, cierro los ojos e inmediatamente siento tu aliento en mi cara. No, no estoy loca, ahí estás, te siento. Mis dedos se funden de alegría, se funden en tu cuerpo, sienten el calor, la hirsutez de tu pecho, ese melancólico olor. Te abrazo, susurro frases en tu oído, te aprieto como si se me fuera el alma.

Abro los ojos y no puedo verte ya. No estás. ¿ Por qué te escondes, si yo sé que estás ahí?.Yo sé que estás ahí ¿ Qué se creen, infames pupilas, engañándome de este modo?. Palpo las sábanas, busco, busco con mis dedos enrollados, abiertos, anhelantes. No estás.

Pero yo sé que estás, ¡ahí estuviste!, ¡ahí te dejé mientras no miraba!, ahí te dejé…¿Por qué no estás?¿ Por qué te fuiste? ¿ Por qué no estás? ¿ Por qué no estás?.