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Un día como cualquier otro día de primavera, caminaba por la orilla de un lago un joven llamado Miguel. Miguel era un joven bien parecido, y tocaba la guitarra como ninguno. Casi todas las chicas del pueblo gustaban de el, todas menos una.
Esta chica se llamaba Elena, de pelo castaño, piel blanca, no muy alta y unos preciosos ojos pardos algo verdes, ella tenía una gran voz, pero no salía mucho de su casa, por lo general salía de noche.
Elena solía pasear por el lago en las tardes y en una de esas se encontró con el joven Miguel.
-Hola.- dijo Elena aunque sin esperar respuesta y se sentó a su lado.
-Hola, ¿Quién eres?- pregunto Miguel –no te había visto antes.- Helena no hablaba mucho con los del pueblo, así que era lógico que Miguel no la conociese.
-Me llamo Elena, soy tu vecina.- respondió ella algo divertida.
- No sabia que mis vecinos tuvieran hijos.- dijo sorprendido.
-Es que no suelo salir de día ya que el sol me hace daño, y tú siempre estas rodeado de chicas que no te dejan ver siquiera tu nariz.- dijo riéndose.- Suelo venir en las tardes al lago, es lindo…
Fue así como empezó una linda y espontánea amistad entre Miguel y Elena. Comenzaron a reunirse por las tardes en el lago, Miguel tocaba la guitarra y Elena cantaba. Todo iba muy bien en su relación pero un día todo cambio.
Elena tuvo que cambiarse de ciudad ya que su padre había encontrado un muy buen trabajo en esa ciudad.
Miguel se entristeció mucho por la noticia, no quería separarse de Elena ya que con el tiempo se había enamorado de esa extraña pero linda chica y no quería separase de ella.
-Te extrañare mucho Miguel- le dijo Elena entre sollozos –Nunca te olvidare.
- Prométeme que algún día volverás - le dijo Miguel –Te esperare en la orilla del lago con mi guitarra para que cantes de nuevo con migo.
-Así lo are-respondió Hélèna –Un día, te juro que volveré.
Tres años habían pasado y Elena no volvía, pero Miguel seguía yendo a la orilla del lago, esperando que ella volviera.
Uno de esas tardes, cuando Miguel estaba por irse a su casa y resignarse a olvidar a su amada, escucho que alguien le llamaba. Era una chica de aproximadamente veinte años estaba a su lado sonriéndole.
Miguel la reconoció al instante, aunque estaba cambiada, sus ojos eran inconfundibles.
-¡Elena!- Exclamo Miguel y se abalanzó hacia ella para abrazarla, ella le correspondió el abrazo.
-Te jure que algún día volvería, y así lo hice.-Dijo Elena con voz melancólica.
Allí estaban los dos, solos los dos.
-Al fin de nuevo solos tú y yo- dijo Miguel.-mi guitarra el lago y tu canción, solos tú y yo, espero jamás volver a perderte.-dijo Miguel mientras la abrasaba.
Elena se puso triste, ya que debía volver ese mismo día a su hogar, pero cumplió su juramento de volver con Miguel a la orilla del lago.
-Ahora ya te puedo decir adiós.- Dijo Elena y se marcho.
Miguel se puso muy triste pero aunque no la podía ver siempre, jamás la olvido, y Elena siempre que podía iba a visitar a Miguel en la orilla del lago, aunque no muy seguido. Elena solo se arrepintió de una cosa, una sola cosa que jamás pudo hacer en el tiempo que estuvo con Miguel, jamás haberle besado, pues temía causarle dolor y tristeza. Al parecer, eso fue lo mejor ya que cuando volvía de haber visitado a Miguel en la orilla del Lago, su avión se estrello y murió.
- Por qué Elena, por qué, hay tantas cosas que te quise decir y no lo hice, ahora ya es demasiado tarde, te has ido y solo me queda el recuerdo de tu voz grabada en mi mente y corazón. Pero, hay tantas cosas que te quiero decir…
Miguel la lloro días interminables sobre su tumba, y aunque se arrepintió no haberle dicho jamás que la amaba, quedo con su hermoso recuerdo y la melodía de su voz grabada para siempre en su memoria y su corazón.
A veces, nos arrepentimos de no hacer cosas en el momento apropiado, nos arrepentimos de no decir cosas cuando el momento lo apremia, y solo cuando es demasiado tarde, nos damos cuenta de ello. Pero no debemos olvidar, que aquellas personas a las que amamos, jamás nos dejan, siempre están allí para cuando las necesitemos, susurrándonos al oído lo que debemos hacer, solo hay que saber escuchar con más atención.

Texto agregado el 23-07-2009, y leído por 235 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
22-05-2010 Espero leas este comentario, te diré que hay veces que se mira sin ver, sobre todo a personas que nos dan su amor, pero uno busca siempre el que está prohibido o lejano para nosotros, somos hechos para sufrir o buscamos hacernos sufrir escondiendo nuestros sentimientos reales gordinflon
23-07-2009 Se parece a lagunos mail que circulan en la red precisamente sobre este tema, de aquellos qwue dejan de expresar sus sentimientos por un temor oculto o pp0oro timidez. Te sugiero que trates de buscar temas originales, los hay en todo tu alrededor. Pablopoeta
23-07-2009 Las cosas, no se cansan de repetir en todos los tiempos, son mejor en vida, es unn texto muy tierno y bien logrado, poco a poco irás creciendo hasta lograr la excelencia********* JAGOMEZ
23-07-2009 Genial Texto, me atrapa, sumerge e incita a seguir leyendo y releyendo! Mis 5* groberk
 
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