Hace tiempo que no logro tomar sobre las manos el peso de mis hombros
Como una luz resplandeciente en la noche despierto en este nuevo siglo
Despierto y me dejarlo caer
Como caen día tras día los años sobre mis más queridas ancianas
Aquellos que dormían junto a las estufa
Y grite en este nuevo siglo la histeria de mi ciudad
Voy por caminos oscuros con las manos inquitas con ganas de golpear a alguien
Pero mi dicha ha sido romper los espejos en dos
por la fuerza mis venas
Florecer cada mañana con mujeres desnudas
y sus rodillas rotas por tanto soñar conmigo
Me aborrezco
hago de mi ropa harapos de piel
Escupo sobre los pisos limpios
pero nadie me a detenido un instante
Sola la simpleza de una flor que se abre a la luz del sol
Como los brazos de mi amada
Estoy solo tratando de conseguir un camino estrecho
Donde las curvas de la vida son casi perfectas
Y caigo
No hay nadie que me detenga
Ni las blancas sabanas
Ni el llanto de las madres por sus hijos detenidos
en las esquinas
Muy lejos de casa
Yo no le temo al sol
Ni al yeso santo
Ni al niño sin su madre
Ni las latitudes escabrosas
Que no me apaguen el sol
Que la muchedumbre no se alimente de mi infancia
Soy el hijo perdido de la vid
La delincuencia se apodera de mi cuidad
Como los niños de apoderan de mis dulces en los cumpleaños
Quien me apunta con su dedo
siempre se apunta a si mismo con la fuerza llagas
Con los pies descalzo
Camino mi destino de escombro
No quiero el beso de la novia sin sus ramos ni rosales en su cabello
Ella me conoce desde lejos y yo desde lejos escucho su llanto por las noches
Están difíciles apoderarse del cielo y sus sombras
Y de los deseos de mi madre enfurecida
Las mochilas cuelgan en mi espalda
como los adolecentes en su propio viaje
No soy de aquellos que se deshora
Pero mi vecina tiene mucho más que eso
El sexo fugaz de una luciérnaga en mi cama
Me despierta creyendo que soy un niño sobre las piernas de mi amor.
Texto agregado el 23-07-2009, y leído por 121
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