¡ACRÓSTICO!
Como la Virgen María, esperó al niño Jesús,
Así deberán las madres esperar con Fé y Valor,
De su vientre que creciendo y que pronto dará a luz,
A un hijito o a una hijita, que son fruto del amor.
Hijos, bendición del Cielo, máxima expresión de Dios,
Inolvidables momentos, de alegría y emoción,
Jamás olvidemos: ¡ Nunca ! Que son regalo divino,
Origen de la Esperanza, meta de nuestra ilusión.
Es obligación y gusto, amarlos, cuidarlos siempre,
Sin importar su belleza, su salud, o su color,
Un hijo es la vida misma, es una explosión de luz,
Nada puede compararse, es imagen del Señor.
Al escuchar balbuceante, como empieza a silabear,
Buscando juntar las letras y enseñado por mamá,
En el momento preciso, cuando tanto lo deseás,
No hay instante más sublime, oir, su primer; “PAPÀ.”
Después el tiempo que pasa, para bien o para mal,
Intentemos cobijarlos y darles Amor a diario,
Con Dios sentado a la mesa, enseñémosle a amar,
Ingratitud, envidia y odio, no estén en su diccionario.
Orar por el ser humano, respetar a los mayores,
Negarse a todo lo malo y vivir con dignidad,
Dar de beber al sediento y consuelo a aquel que sufre,
En cada ser que se crucen, el mismo Cristo, estará.
Démosle, con nuestro ejemplo,una razón de vivir,
Insistamos en que estudien,que sean humildes y honrados,
Obsesión por el dinero? ¡ Qué jamás les quite el sueño,
Sólo podrán ser felices, teniendo a DIOS, a su lado.
Macema.
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