TOLKIEN Y EL MUNDO FANTÁSTICO

A mi parecer, para comprender mejor un mundo tan precioso como el mundo fantástico creado por Tolkien, primero hay que conocer su motivación. Sólo alguien como él, con un gran sentido humanista y con un amor desmesurado por su tierra, pudo tener ese don para plasmar en el papel historias tan deslumbrantes como la del anillo.

Hoy somos millones los que admiramos su talento y bendecimos su existencia pues, a pesar de que ya no esta entre nosotros, se ha inmortalizado de manera notable. Y es más apreciable su legado, cuando uno se mueve en el mundo del arte y tiene pasiones similares a las que tuvo el maestro J. R. R. Tolkien.

Cada vez que uno recorre las líneas de su escrito, descubre trazos gráciles de una mente genial en donde se dibujan las imágenes mas increíbles, dando paso a un deleite interior que lo deja extasiado y con deseos de continuar recorriendo sus rutas literarias hasta el final de la historia. Pero uno queda con deseos de seguirla leyendo aunque ya haya terminado. Esta sensación, pienso, que debe ser idéntica a la que hubo de experimentar Bilbo Bolsón con el anillo o aun mejor, la que experimentó Gollúm en las montañas nubladas donde finalmente el anillo lo consumió hasta convertirlo en una criatura arruinada.

Las lenguas era una de las cosas, al parecer, que más cautivaban a Tolkien, en cuyas creaciones plasmaba con diligencia, esclareciendo cada detalle, desde sintaxis, semántica y gramática, hasta fonética, una infinidad de frases hermosas de sonidos armoniosos que inspiraban imágenes memorables. Y no era para menos pues siendo él un filólogo empedernido de amplia trayectoria y de aguda imaginación, era apenas lógico que así resultase.

Como amante de la lectura y de la escritura fantástica es mucho lo que uno puede aprender de este genio, no sólo por sus ideas inigualables si no por su dedicación y detalle de sus escritos, que en gran parte, le dio el valor que hoy se merecen sus obras. Sabemos que dedicó años a la escritura de la historia del anillo, cuidándose de no olvidar la cronología de los sucesos, las relaciones culturales entre los personajes y en general las características que definían cada uno de los pueblos hallados en los libros.

Precisamente dicha dedicación y detalle fue lo que hoy permitió que el también respetable Peter Jackson, director de la trilogía cinematográfica, pudiera representar en la gran pantalla cada una de las culturas descritas por Tolkien, sin que se perdiera (teniendo en cuenta que el cine simplifica demasiado los textos), casi nada en cuanto a detalle y magnificencia.

Hoy por hoy hay muchos quienes siguen a Tolkien en la literatura y algunos coleccionando todo tipo de artículos, tanto literarios, como productos creados a raíz de la producción cinematográfica y están alertas con la ansiedad propia del numismático o el filatelista que trata de poseer hasta el objeto mas insignificante relacionado con su afición.

No sería raro encontrar personas que amen a los libros de Tolkien como los “tierramedianos” amaron al anillo, pues como lo dijo Boromir en el concilio de Rivendel refiriéndose al anillo, se diría que los libros son un regalo para los amantes de la fantasía y aquellos que desean encontrar un espacio mas allá de la materia, en dónde sentar sus pensamientos, recorriendo los caminos intrínsecos de la mente de Tolkien que además de ser una estructura compleja y extensísima, se bifurca dejando infinitas posibilidades por donde nuestra imaginación puede derivar “for long time” y de quererlo, hasta el final de nuestro tiempo.

La obra de este proxeneta de ideas descabelladas, es ya bastante vieja, sin embargo, como yo, muchos la conocemos recientemente y casi nos perdemos de algo grande que reposaba entre paginas empolvadas, y que de no ser por la intervención de las artes tecnológicas del cine, que escarbó en el pasado para que viéramos este valuarte memorable que nos escribieron con el deseo de que durmiéramos pensado en cosas maravillosas al acostarnos, sería diferente.

Hoy muchos nos acercamos a los pensamientos que Tolkien vertió con pasión en tres y más contenedores de papel, para a partir de ellos, empezar a construir mundos nuevos donde la imaginación se luce ampliamente. Somos seguidores de los “fantaciólogos” que como él dejaron rastros indelebles y que supieron plasmar con inmejorable argumento, partiendo de la cotidianidad de los hombres, sus tragedias y alegrías, hasta sus pensamientos más insospechados, que sin duda en muchas ocasiones revisten de gran profundidad filosófica.

Este hombre inglés que gustaba del tabaco, inmortalizó su nombre como Homero el gran poeta épico de Grecia, cuyas obras no serán olvidadas hasta que nuestra civilización desaparezca, como también Los Hermanos Grimm, Charles Dickens y Lewis Carroll, Cervantes, Gabo etc. entre muchos otros que han aportado al crecimiento de un universo paralelo cuya única entrada es la imaginación y en cuyos aires no sirven los cuerpos físicos sino las alas sensibles del espíritu, las cuales pueden extenderse a sus anchas cuando quieran.

La contribución de estos hombres ha sido necesaria para entender mejor de dónde viene nuestra memoria colectiva, que es la matriz de cientos de mitos que sabemos de manera inconsciente. Y es precisamente por esta razón (el aporte a la memoria colectiva) que estas obras de carácter mitológico y fantástico son tan importantes. Y es que entre otras cosas los seres humanos somos maquinas de sueños que soñamos para crear y creamos para soñar.

En este orden de ideas preciso decir que, los libros Tolkinianos no deben tomarse únicamente como artefacto de ilusiones pasajeras, sino también como un manual o una guía extensa, verídica y sustanciosa a la que se debe acudir para abrir nuevos caminos literarios que propendan por el engrandecimiento del espíritu humano y la vida armónica entre los hombres a quienes finalmente se les entregó el “cetro” de la Tierra Media para que la protejan y la cultiven en todos sus aspectos.

Me gusta pensar que Tolkien escribió un mensaje cifrado en sus textos y que él persiste en que cada día seamos niños por siempre y que juguemos con el pasto recibiendo sus tiernas caricias y que oigamos las palabras del viento que habla sobre las praderas y los arroyos que recorren cientos de pueblos y que llevan con ellos historias maravillosas de personas que se amaron y que de amor murieron. Pero de amor, no de odio o por dinero sino por pasión y apego al espíritu del otro y a las cosas más importantes de la vida y del mundo. Pensar, que dice que los árboles sienten nuestra indiferencia y que intentan hablarnos sobre tiempos antiguos que hoy ya no se recuerdan donde seres extraordinarios vagaban por toda la tierra y compartían sus dones con la humanidad, que en aquellos tiempos sentía cosas nobles por las cosas que nacían de la madre naturaleza.

Pues, para concluir, si no has leído la historia del anillo y si no has visto la cinta, os invito a que lo hagáis sin perder ni un minuto pues debéis saber que estos son tesoros que todos los pueblos deben conocer y vos, mi querido amigo, no los podéis ignorar pues, estaríais ignorando un capitulo importante de la historia de vuestro mundo y mas que eso, estaríais ignorando que puedes crecer hasta donde quieras.