-Quiero juntarme con ustedes.
-No podés pendejo. No escuchás metal.
-Si lo escucho.
Pateó con fuerza una estructura de metal que estaba provisoriamente puesta ahí cerca para ayudar el trabajo de un pintor (que no estaba sobre ella en el momento, estaba durmiendo borracho en su casa en realidad, aunque no viene al caso). El sonido del metal hizo que todos se taparan los oídos, menos el, que hasta intentó absorber cada golpe.
-Escucho metal, igual que ustedes. Acéptenme en su grupo, ya ven como escucho el sonido del metal.
-No, pibe. Eso es puro ruido, tenés que escuchar Metal, es un estilo musical. Es la música que va directo a las vísceras.
-¿A dónde?
-¡Directo a las tripas, carajo!, intervino otro de la barra.
-Si querés juntarte con nosotros tenés que venir y fumarte un porro, después escuchar cinco discos de metal y decidir cuál es el mejor. SI acertás, vas a demostrar que sos digno del metal.
Cinco horas después, el último de los cinco discos estaba próximo a terminar.
Los integrantes de la barra dormitaban de a ratos, tras lentes oscuros. No babeaban mucho porque no tenían mucha saliva que babear. Eso ayudo a disimular que dormían. Los ronquidos ocasionales no. Pero el metal estaba muy alto.
Finalmente terminó el quinto disco.
-Ahora decinos en perfecto inglés cuál es el mejor disco.
-¿Por qué en inglés?
-Porque así es el metal.
-Bueno. I think the better album is the first one i listened to.
-¿Que dice?, dijo uno que casi dormía.
-Yo que sé, habla en lenguas, está poseído, dijo otro.
-Bueno sabés que, tenés razón. Podés juntarte con nosotros si querés, y ser metalero.
-Ta. Igual mejor no, nos vemos. |