Era el típico estudiante aplicado, con gafas gruesas, ropa insípida y caminar parsimonioso. Ensimismado estaba siempre en biblioteca, estudiando leyendo y haciendo lo que mas le gustaba, resolver ejercicios matemáticos extremamente intrincados.
Sus mejores amigos eran un juego de escuadras, la calculadora científica y los libros de trigonometría aritmética y algebra. A los ojos de sus compañeros de estudios era un ser gris e insignificante, tornándose importante y envidiado solo al momento de obtener las calificaciones, siendo las de él las mas sobresalientes.
El pequeño nerd entristecía enormemente por las burlas de las que tanto era objeto, de las miradas lascivas y de los comentarios despectivos por su apariencia poco agraciada.
Entró en una depresión muy grande esa tarde particularmente tormentosa. Sentado en los banquitos del parque de la escuela se quedó solitario abstraído, en los asientos mientras todos corrían a refugiarse de la ventisca. Apretaba los botones de la calculadora que llevaba en la mano con invariable desorden queriendo desquitar su frustración con tal objeto.
Pensaba para si. - que importancia tendrá el estudiar tanto, si por ello me tratan tan mal. Pensaba en los idiotas de sus compañeros. Simios bobos y salvajes incapaces de comprender las maravillas que encierran los números. Ignorantes infelices. Se sienten amenazados por lo que es distinto a ellos y por eso lo destruyen. Pobres tontos.
Mientras en esto pensaba apretaba como loco los botones de la calculadora descargando su ira. Esta, extrañamente empezó a titilar y la pantalla comenzó a mostrar los números que cambiaban intermitentes, pronto fueron reemplazados por signos extraños y el pequeño nerd al ver esto la soltó de inmediato dejándola caer en el suelo. Sin perderla de vista, observó como un montón de extraños símbolos y signos, aparecieron en la pequeña pantalla. Acto seguido una luminiscencia azulada emanaba del objeto, esta aumentaba gradualmente, hasta que abarcó esa parte del patio donde se encontraba.
En el cielo ofuscado y tembloroso apareció una nave, de esas que se ven en la tv. No lo podía creer. Pensó que era un ovni lleno de extraterrestres que venían por el. Efectivamente así fue. La nave se acercó lo suficiente por encima de la cabeza del pequeño nerd y una onda anti gravitatoria fue disparada sobre el. Comenzó a flotar y fue introducido en la nave.
Todo ocurrió tan rápido que los demás compañeros y profesores en medio de la agitación por guarecerse de la tormenta y por entrar rápidamente a los salones( refugio perfecto) no tuvieron tiempo de darse cuenta del extraño suceso.
Una vez dentro de la nave apareció ante él una cámara globular iluminada muy particular, con una cantidad de aparatos y extraños instrumentos. Se cerró la compuerta por donde había entrado y quedó atrapado en la extraña habitación.
Pronto salieron dos seres altísimos a los que el asumió eran jugadores de básquet. Ataviados con túnicas largas llenas de los mismos símbolos que se encontraban en la pantalla de la calculadora.
Le dieron la bienvenida con voz muy dulce y profunda y fue invitado a sentarse en un sillón particular. El se encontraba entre asustado al punto de defecar, y maravillado por este encuentro increíble.
Los dos seres altos lo acompañaron explicándoles el porque de tal encuentro.
-pequeño humano tu activaste la codificación a través de la calculadora. Que pulsó una frecuencia gamma y polaridad inversa gracias al tiempo cargado eléctricamente por la tormenta. Interceptamos el mensaje y vinimos en respuesta. Sabemos que lo hiciste inconscientemente pero te hemos estudiado rápidamente y nos hemos introducido en todos tus recuerdos y memorias, conocemos tu historia. Somos una raza avanzada y podemos hacer estos artilugios psíquicos con gran facilidad. Por ello, por que hemos visto tu vida, queremos que nos acompañes a un lugar donde te sentirás en comodidad. Este universo es una caja de fósforos en comparación a donde iremos. Ahí observaras cosas nunca antes vistas por ningún ser humano. Nos acompañaras?
El pequeño asentía positivamente boquiabierto casi chorreando baba, era algo de ensueño. Una raza superior de la que podría aprender un sinfín de cosas. Lo mejor que le había pasado. Era el día más feliz de su existencia sin duda alguna.
Al despertar, un alarido grotesco salió de sus fauces llenas de afilados dientes. Frotó con intensidad sus tres adormilados ojos y con la aleta se sacudió la nariz.
Había tenido la peor de las pesadillas. Soñar que era un humano.
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