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Inicio / Cuenteros Locales / fetaco / Dios, el diablo y el envidioso

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Para Esopo
Dios, desde buda, ala, Jesucristo, se reunió con Kasbel, Satanás o el diablo; se iba a fijar como tantas veces la salvación de los humanos en el planeta tierra, dios hacia esto como ejercicio para saber si por fin nuestra raza estaba preparada para ir por fin al paraíso.
Dios al ingresar a la reunión abogo como tantas veces por nosotros los hombres, por nuestra humanidad y bondad, mientras el diablo por supuesto lo hacía por nuestro egoísmo y maldad, así fue como entonces se decidió a probar al hombre para saber si estaba listo para gozar la vida eterna en el paraíso.
Dios le dijo a el diablo; escoge a dos de todos los hombres alrededor del mundo, puedes buscar al que quieras y yo te comprobare la humanidad que hay entre mis hijos, el diablo asintió pero pícaro y malévolo, busco a el hombre más envidioso del mundo y seguidamente a el más pobre y los coloco ante la presencia de dios.
Pero antes de que dios se dirigiera a ellos el diablo lo interrumpió; Queridísimo creador, amo de los cielos y de todo lo que existe, no hay prueba alguna que tu le hagas a los hombres que nos enseñe la maldad que existe entre ellos, déjame a mi formularle una propuesta a uno de los hombres con el fin de comprobarte que no pueden ir al paraíso…
Y así ante todos lo cleros celestiales, ante todas las huestes del infierno, el purgatorio, el abismo y el edén, el diablo explico que uno de los invitados humanos era el hombre más envidioso, mientras el otro era el más pobre de la tierra.
Y transformado como un ángel se dirigió a ellos dos en presencia y le dijo al más avaro; Pídeme lo que más desees en tu vida y te lo concederé, pero eso sí, cualquiera que sea tu deseo concederé el doble a tu compañero que es el hombre más pobre de la tierra.
El envidioso emocionado pensó, cien millones de dólares, una mansión, ser presidente, ser rey, las mujeres más bellas, pero en cada uno de sus deseos se torturaba con la idea de que le tocaría el doble al más pobre, no podía, su boca no le dejaba formular su deseo, pensaba en cualquier cosa y ahí su envidia se colaba recordándole que pidiera lo que pidiera el doble le tocaría a el más pobre.
Tardo horas hasta hallar la solución, entonces refinando su voz y tosiendo un poco llamo a aquel ángel de gran belleza y le dijo ya tengo mi deseo, deseo que me quites un ojo.
Todo el cielo suspiro, lloro, no podían creer la respuesta de aquel hombre, hombre al fin que se quitaba un ojo para que a el otro le faltaran los dos y el diablo cumplió su pedido y abrazando al tuerto, a él envidioso, se dirigió a el cielo diciendo, dios será para otra oportunidad y efectivamente acá estamos esperando siempre otra oportunidad.

Texto agregado el 18-07-2009, y leído por 305 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
08-08-2009 Que imprecionante que planteastes la historia. Me encanto Siempre me gustaron leerme cuentos como este. Yo tmb te felicito ^_^ juanmiro10
27-07-2009 Curioso y simpático relato. Bien contado ese triunfo irónico e irreal, porque a Dios no se mira con ojos anatómicos. Te felicito. peco
 
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