Allá en Nicaragua un hombre me comentaba que a veces sentía que el cielo se desplomaba, y en esos momentos vivía la vida de otra persona. Yo lo tome por un loco o drogadicto, pero últimamente pasan cosas muy extrañas. En un viaje a México conocí una mujer hermosa que me decía que Dios le hablaba en secreto durante las noches. No es algo que me sorprenda, ya que mucha gente dice cosas parecidas, pero esta mujer no era religiosa, ni estupida. Simplemente escuchaba cosas durante las noches, y como no podía darla una explicación decía que era Dios. Mi gran duda fue cundo al parecer esta voz le contó que yo la estaba engañando con una turista italiana que había conocido hacia apenas unos días. Claro esta que nos pudo haber visto, o le pudieron haber contado, pero la duda siempre quedo en mi cabeza.
Al irme de México pase unos días en Perú. Allí conocí un grupo de personas que adoraban a un anciano que era sordomudo. Al parecer este anciano podía predecir el futuro. Yo fui a varias de sus reuniones y si bien yo nunca entendí como el anciano expresaba lo que quería decir (solo movía lo ojos) uno de los hombres de la secta me dijo que una gran desgracia me iba a suceder. Me fui de Perú, algo asustado, pero mi espíritu aventurero no me impidió viajar hasta la India. Resulta que nunca llegue a este hermoso país. En el avión comencé a sentirme mal, tenia fiebre, me sentía muy decaído. Al bajar al aeropuerto dijeron que tenía una extraña gripe que al parecer estaba haciendo estragos en el mundo y me deportaron de nuevo a mi país.
Y así volví a la Argentina. Hacia casi 15 años que no pisaba este suelo. Apenas llegue me trataron como un animal enfermo y me llevaron a un hospital. Permanecí 3 meses internado hasta que diagnosticaron que solo tenia resfriado. Al salir recordé que no tenia dinero, así que me dispuse a buscar trabajo. Luego de 7 meses buscando conseguí un puesto de lavador de coches. No estaba mal, el problema vino cuando un compañero robo dinero de uno de los vehículos y me culpo a mi. Por supuesto me despidieron y decidí por segunda vez que este país no era para mi. Tenía que juntar dinero para volver a viajar, así que trate de contactarme con viejos amigos, pero algunos habían huido del país, otros muerto por la terrible gripe y otros simplemente no querían hablarme. No me quedaba otra opción que huir del país, pero claro las fronteras estaban cerradas por la famosa enfermedad.
Por eso es que dudo del hombre de Nicaragua, de la mujer de México y del anciano de Perú. Realmente una gran desgracia cayó sobre mi; volver a mi país.
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