Se pegaron los ojos; así quedo con los recuerdos doblados y esa inmensa nada apretando los sollozos… ummm y el silencio se vino, tan enorme y eterno que palidecen las mejillas y empaña la vista; desgarra al alma.
Que se puede decir, si los gritos se ahogan y las palabras lloran desde a dentro cortándolo entero.
Y se fue así no más, con el sermón de siempre, con las manos hinchadas.
El vacío se apodero de la presencia, se esa que se marcha, de esa que pesa, de esa que no morirá a pesar de estar tan muerta... de esa que mancha estas letras.