Sus manos exploraban
la sensible piel,
embriagada por la noche
del verano aquel,
esa sensación en el aire
la invitaba a desnudarse a medias
y caer abrazada al lívido entre deseos, sueños y quimeras.
Se entrega sola al erotismo,
sabe bien su punto,
el aroma del verano
le han encendido el gusto.
En solitaria danza,
se entrega al gozo,
hasta reventar la cascada
y caer a las suaves sabanas,
que esperan su cuerpo,
de voluptuosas formas,
entre gestos, gemidos,
al viento…
Este, la mira con adorada perversión,
la recorre lentamente con calidez,
que ondula los visillos
para poder ver…
Es en este momento
que sus manos ya locas,
frotan su cuerpo, sus pechos y su boca,
para reventar de nuevo
en otra cascada,
cayendo aturdida y extasiada.
El tibio torrente,
quedo ahí apozado
absorbido por el viento,
alargando el momento
del placer solitario.
Entregada al sueño,
en esta muerte orgásmica
el viento la acaricia
y cubre su espalda,
buscara otro momento
para una nueva seducción
dejándole su aroma…
…por la habitación…
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