Todos los días y los años que pasaron vanos
todos los lustros, siglos y milenios
de un segundero, de momentos y apenas ratos
la rueda de la significancia o la vida
gira y da vueltas como una loca suelta
en interminable espiral; en pequeñas y repetidas vueltas
en pequeños y repetidos círculos eternos
en diminutos y predecibles saltos; todos del mismo porte
flores del mismo tono; noches igual de estrelladas
latidos sin atisbos de arritmia; eterna repetición
trazos planos e iterados como el sonido del diapasón.


Tengo el mismo pelo; la misma boca; los ojos que tienen todos
que tuvieron todos; que tendrán otros tantos
Subo las escaleras para bajarlas igual que el de allá
como aquel de acá; como ese que me grita
parado en frente como un espejo imposible de quebrar
Intento una vida con vanas pretensiones de trascendencia

Cargo un ego que tropieza con cada piedra
que se cruza por la pista resbalosa
como solo acontece con algunos del resto
Cierro los ojos y avanzo; los abro y caigo, vuelvo a caer
caigo de nuevo como niño que recién camina
como viejo vetusto que ya no
como montón de huesos que se desparrama abatido ante doña muerte
en un oscuro pozo de tierra de hojas marchitas y gusanos.


Busco, salgo a la caza de ilusiones para esta enfermedad
me miento a mí mismo y le miento al otro
porque ese otro me miente y se miente
invento mundos para resistir y seguir aquí parado
como un bastón añoso, una piedra al sol
para no volar aun a mi primera muerte
sin antes haber dicho al menos algo
alguna cosa; algo más que sea; una palabra que sacuda

una frase que crepite; un sueño que estalle y rompa en estruendos
Hoy me sorprendí con amargura; la desolación vino por mí
las contracciones asolaron mi alma apolillada; la sometieron
Mañana será lo mismo, pasado mañana será igual
ayer se repitió eternamente; anteayer fue similar;
mientras yo escribo con letras mi condena
que me trae de apuros desde temprano
y me lleva en espiral y a sacudidas
hasta la misma noche que se aproxima...

otra vez