Te escribo entre los pinos;
te escribo en tu recuerdo,
y te transfiero la poesía,
que emergió de tu contemplo.
Mientras mi pluma y mi alma,
se conecten con sentimiento,
Y mientras mi aliento pueda;
estremecer mis sesos,
¡juro te plasmaré mis secretos!...
Mientras mi voz consiga,
recitarte que eres aire,
que vaga en libertad constante;
y auque te enfades, excúsame
por no merecer extasiarte.
Se que vives en silencio,
con tu sublime melodía dentro.
La palabra tiempo, para ti,
tiene voz ausente.
Si por un momento
fuese armoniosa mi voz,
me atrevería a cantarte,
a tu oído el poema más bello.
Pero mi voz quebrada, “¡¡ tiene miedo!!”
miedo, de tocar tus sentidos perfectos.
Es por eso que me encuentro en silencio,
admirando la bella anatomía de tu cuerpo.
Eres vecina de las nubes
Porque te encuentras lejos...
Ahora no podré escribirte más,
pues me encuentro desolado,
al ver que toda la palabra hecha poesía,
no basta para expresar lo que pienso.
Me gustas, por tu mirar sereno,
y escucho los latidos que el poema
va dejando en tu pecho,
y es por ti que escribo,
por todo lo que has hecho.
Pues seguirás siendo como el río;
que siempre se encuentra despierto,
y con sus aguas besa
todo el contemplo de su sendero.
Para el ocaso de esta recitación, “establezco;”
que nunca te hallarás sola o en silencio,
porque el sonido terso de la poesía,
está penetrado en tu alma y en tu cuerpo.
AUTOR: CRISTIAN NAVARRO. "EL PROFESANTE DE LA PALABRA".
|