Sintiendo que la noche sería larga, 
presentí que vendrías, 
que el teléfono sonaba  
y que tu voz también sonaba en mi oído, 
esperé e intenté, 
esperé intentando borrar el deseo, 
olvidar esperanza cualquiera de que vendrías. 
  
Aunque cercano, no veniste, y no dormí, 
desquebrajada como siempre a los brazos del sofá, pienso: 
"qué angustia tan resonante eso de la esperanza", 
"qué mártir al que la expectativa lo domina", 
en fin, cayó el día y no veniste, 
sigo intentando, y aunque diga que no,  
te sigo esperando. 
  
Ya vendrá el día que en verdad despierte 
y que la esperanza sea la bandera del débil, 
del que convencido por el anhelo, 
no prefirió salir a buscarte. 
  
Qué ridícula concepción de esperanza me vendió el tiempo, 
ahorita, en un momento, mañana, en la noche, espera.. 
 
 
 
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