Volver cualquier tarde, asi en silencio,
hasta el callejon donde perdimos las canicas
y, luego, entre tempranas sombras, el beso.
Volver no solo marcando huellas, si no tambien
anejos senderos perdidos, o muertos.
Volver no es solo acostumbrar los ojos
al maltrato del tiempo en las cosas,
es ademas enmudecer de repente,
ver aquel cuello diafano donde mis labios
nunca hirieron,
es susurrar el recuerdo.
Hay algo de llanto en volver.
Algo hay dulce en ese boomerang de tiempo.
En los rincones lodo, cuevas que guardan
pequenos peligros, hojas muertas, algo de luz
que el sol no reclama, un escupitajo celeste,
y tierra.
Mirando fijamente, al volver, podria
encontrar diminutos trozos de inocencia.
Puede ser una carga volver.
Peso enorme que uno carga y no sabe donde,
a veces, ni siquiera porque.
Es una musica leve y triste,
una musica que cierra los ojos para perderse
en la noche,
como se pierde en la voz el silencio.
Aquellos arboles niegan o asienten con
sus ramas al capricho del viento,
y en esa especie de trance,
creo que intentan revelarme algun secreto.
Todas las tardes se arremolinan en el patio
y son mias una vez mas en su dicha o en
su pena.
Volver.
Hay tantos caminos que recorrimos.
Y tantos que decidimos jamas recorrer.
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