Tenía miedo, estaba tan asustada que no podía creerlo, no podía creer que alguien me quisiera así, con tantos defectos, me veía tan mal, me sentía mal, me sentía una persona triste y aburrida, y no entendía como él me quería así, sin importarle nada, sin prejuicios, sin encontrarme gorda ni fea, ni nada, el me amaba, y yo moría de miedo, y quería estar sola, quería que se fuera.
La primera vez que ví al viejito pascuero en navidad, un gran hombre disfrazado de rojo que entraba con un saco de regalos para mí. Yo lo ví dos segundos y salí corriendo a esconderme bajo la cama de mamá. Le suplicaba llorando a mamá que le dijera que se fuera, que no quería regalos, que no quería nada.
Hoy se repite la historia, veinte años después, salí corriendo, llorando, insultándolo, golpeándolo con sarcasmos, con ironías, lo destruí todo, y deje que se fuera con otra.
Ahora él es feliz, y yo estoy sola, y sin regalos.
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