Yo no sé por qué los adultos son tan raros. El otro día estábamos hablando con el Ismael, y él me contó que su papá le puso así por un cantante, y a mí me gustó. Me dijo si, que no conocía al cantante pero que parece que era uno que su mamá escuchaba todos los días. Yo no sabía por qué me pusieron a mí Carlos Andrés, así que le dije que iba a preguntarle a la Pola, mi mamá. Cuando llegué a la casa de donde el Ismael, la Pola estaba sentada en la mesa enojada porque era muy tarde para un niño como yo, siempre se pone tan grave si está oscuro y yo ando en la calle. Ya había llegado el Pato, y parece que estaban conversando de algo grave porque los dos tenían cara rara, no sé si querían llorar o estaban enojados así que me fui a la pieza, pero la Pola me retuvo y me dijo que era hora de comer. Me senté en la mesa y el Pato me contó que el domingo era el cumple de la Sofi, la sobrina del Pato, que tiene mi edad, y que parece que yo el gusto porque siempre me regala cosas, es tan catete la Sofi, no sé cómo no entiende que yo estoy pololeando en el colegio. El Pato me dijo que el domingo iríamos a la casa de sus papas, que son como mis abuelos, porque el Pato es como mi papi. Vivimos con la Pola hace tiempo con él, y él es bueno, quiere a la Pola y a mí. Aunque yo tengo un papi, pero es pesado y no me gusta mucho estar con él. Igual la Pola me obliga a estar con él algunos fines de semana y yo me aburro, en realidad estoy más con la Graciela, la mamá de mi papi, que es mi abuela. Ella es simpática y siempre tiene algo rico cuando voy para donde el papi. Igual a veces me gustaría que el Pato fuera mi papi, y yo lo trato así, como mi papi, aunque a veces él me pone cara rara cuando le digo así, pero después se sonrríe y me hace cariño en el pelo. Es raro a veces el Pato.
La cuestión es que me acordé de lo del Ismael, y le pregunté a la Pola que por qué ella me puso Carlos Andrés. Puso cara fea y me dijo que siempre le gustó el nombre Carlos. Yo le dije si Andrés era por algo, y la Pola puso los ojos como para que me quedara callado, y dijo que no sabía exactamente. El Pato se paró de la mesa y le dijo que por qué mejor no me decían la verdad, y se fue a su pieza. Yo no entendí nada, así que seguí comiendo, y la Pola me hizo cariño en el pelo y me dijo que algún día iba a entender.