Los hombres ilustres, que constituyen el alma de una época, porque son la encarnación de los deseos e ideales de un inmenso numero de personas, o los que adquirieron su celebridad por haber tratado de realizar un sueño en este periodo de vida que le fue asignado por el creador, es así como un hombre líder, puede ser el resultado del hogar, de la familia, o de la sociedad y su tiempo, puede serlo también por herencia, pero hay otros, que lo que son lo serán siempre, a través de el solo se puede juzgar a una sociedad por la lógica de las diferencias, son caracteres innatos, sobre los cuales pueden pasar todos los vendavales de la vida sin modificarlos, cuando a el la colectividad lo sigue y lo aplaude, lo cual de por si ya es raro, cuando los corona como su jefe, es por haber descubierto en el un germen valioso, pues el hombre aplaude concientemente, las cualidades que aparecen superiores a las suyas o las de su sociedad, entonces la obra de este hombre empieza a ser efectiva.



El socialismo Cubano, es como la gota de agua que orada la roca, hacen falta infinidad de gotas para atravesar las paredes de la ambición, el egoísmo humano, y el perjuicio, porque la piedra es dura, pero siempre se empieza por una primera gota, el imperio Inca fue la que mas se acerco al ideal, Fidel Castro Ruz, el Che Ernesto Guevara de la Serna, Hugo Chávez Frías, y no hay que esperar demasiado de las primeras gotas, perforar esta inmensa roca es tarea de generaciones, pero tiene que llegar el día ante el agotamiento de los recursos y la energía, soñar es fácil, la humanidad es muy difícil, solo por la ambición y el egoísmo a perecido mas de un sueño.



Cuantas respuestas a las interrogantes morales pueden ocultarse en el fondo de una vida, quien pudiera vivir en la génesis y el desarrollo de los procesos mentales de un hombre que le cupo papel importantísimo en los destinos de su pueblo, mientras mas conozcamos su yo interior, mas dable nos será conocer el carácter de la familia humana.



Nada es inmutable, y dentro de este principio de filosofía, Fidel Castro Ruz no es un contemplador, ni un determinista, sino un adelantado, un espíritu atrevido, profundamente optimista.