Entre tanto se enriquecía abundantemente entre las esquinas del lugar. No consumía ni tan solo el aroma de su cuerpo, en tanto que no guardaba para sí si quiera un pelo de su cabeza. La danza de los millones de entretejidos humores chapoteaba en medio de tanta melosería. Sabe que nada pasa por que si, sin embargo anda drogando el día para soportar su ritmo frenético y aparece asomarse apenas la aurora cuando despierta a su día. La baranda de su cuerpo se hace apenas perceptible y su entorno algo sepia desvanece al andar.
-Caramba mama es una puta! mírala, dime si lo es.
-Mijo eso no lo se,
-Pero mamá, siempre he escuchado que estas mujeres andan por los andenes en la noche, así como esa.
-Quieres un helado?
-De chocolate ma..