Era la tarde
en que el poema estaba ausente
y una fuga tatuada en los tobillos
quería ser voz y despertar al pájaro.
Era la tarde
en que las manos saltaban al delirio
susurrando la noche desnuda.
- Dicen que no era el nombre; era la ausencia -
Era la tarde
en que el instante burlo al viento
y la mueca ahorcada de la muerte
llenó el corazón de jaulas
condenándolo al miedo...
Texto agregado el 30-05-2004, y leído por 204
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
19-08-2005
Un paisaje nocturno,llevado a una tarde de sol.
Lograste que el miedo fantasmal de la noche extienda sus dominios.
Que lindo escribís.
mandragoras
"...llenó el corazón de jaulas condenándolo al miedo..." Tanta verdad, mujer, tanta verdad...me gustó mucho tu poema, y esa frase....ahhh....besos Oliveria
30-05-2004
***** de miedo bada
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