— Apúrate chamaca que se nos hace tarde
— Ya voy mamá, que no ves que con estos zapatos ni puedo caminar
— Ni te quejes, yo te dije que íbamos a caminar mucho y tú necia que querías traerte los zapatos nuevos ahora te amuelas por babosa
— Ya párele ma. No me regañe que la gente nomás se nos queda viendo
— ¡Camina pues!
— ¿Leticia Morán? No lo puedo creer, tanto tiempo sin verte, te acuerdas de mí; Pamela Carreón, ¡la flaca Carreón!
— Perdone es que yo…
— No me digas que no te acuerdas, fuimos compañeras en la secu; la que te bajó a tu novio, el Juan, el bigotes, por cierto tu crees que nos casamos ya tenemos tres niños y una nena, ¡ay! Pero me salió rete borracho; la otra vez me pegó y que me tira dos dientes; y es que como va al gimnasio pues esta bien fuertote y tiene unos brazotes. Pero me quiere mucho y es bien lindo, ya hasta me mando a poner mis dientes míralos, son de oro ¿se me ven bien verdad?
— Si, si están bonitos pero…
— Toda vía no te acuerdas la flaca, que me pelie, con la Juana la gorda de 3º “A” que me tiró y me calló encima luego me quede toda desmayada y desperté en la conserjería ¿no te acuerdas?
— La verdad es…
— ¡Ay! Que bárbara, ¡Pamela! La que se calló en la coladera la vez que fuimos al convivio que organizó la Susana, que me rompí la pierna y estuve enyesada como un mes y medio; que una vez me estaban ayudando a subir las escaleras y me tiraron y se me fracturo el brazo. ¿de veras no te acuerdas?
— Mire lo que pasa es …
— Que mala memoria tienes, vas a decir que tampoco te acuerdas de la morena, la que se juntaba conmigo que estaba toda chimuela porque su papa le pegaba bien seguido, que siempre llevaba su vestido sucio; tu crees que ya no le hablo, es que la muy mendiga le echaba los perros a mi viejo y como ya tiene una buena chamba, hasta se puso dentadura nueva y siempre anda bien arreglada se ve rebuenota la muy…
— Oye, me da mucha pena pero yo…
— ¡ay! me dio mucho gusto saludarte, pero ya me tengo que ir tengo algo de prisa y ya perdí mucho tiempo contigo, haber que otro día nos encontramos y platicamos con más calma ¡hasta luego!
— ¡ay Mamá! ¿Quién era esa señora tan rara y porque te dijo Leticia Moran?
— No sé hija, te juro que no lo sé.