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Inicio / Cuenteros Locales / toriitoo33 / Hoy que vivo enloquecido

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¿Cómo podría explicar algo que yo mismo no puedo comprender?
¿Cómo relatar que perdí lo más hermoso que tuve de una forma incomprensible?
Sin embargo, las palabras comienzan a quemar y aunque contar esta simple historia me haga estremecer, los recuerdos se funden en mi interior y ese fuego crece. Incontenible y voraz.
No soportaría otra noche de soledad escuchando a cada estrella llorar de pena por mi corazón.
Aquel que ya no puedo sentir del dolor, que se ahoga en lágrimas por vos. Solo por vos.
Que reconoce la distancia entre nuestros cuerpos, que se hunde en un particular vacío de incertidumbre y se pregunta… Se pregunta al igual que yo… ¿A dónde estas?
Será que te estas escondiendo de mí, que puedes observar a este vulnerable ser caminar llorando por las calles. Sonríes quizá de ver mi búsqueda cada mañana por la ciudad.
Puedo perdonarte, ¿sabes? Solo aparece, llama a mi puerta alguna triste tarde de invierno y te recibiré. Y todas nuestras noches serán como esa noche. Sé que si acaso puedes verme, que si te regocijas al verme sufrir por vos… es solo tu humilde venganza ante aquel hombre que solo quería tu amor en partes.
Cada noche imagino, prefiero al menos, imaginar eso: Que vendrás un día solo para decirme que he pagado mi deuda. Que mi llanto ya no es requerido y que lo cambias por todo el amor que no pude darte cuando alguna vez tuve la oportunidad.
Hoy que mi boca no puede callar ni un segundo más, que preciso oírte pedirme, rogarme, que esté ahí siempre para vos, que necesito sentirte entre mis brazos aunque más no sea por última vez y que los vestigios de tu perfume hecho de luz queden por siempre en mi memoria. Hoy que mis ojos deciden dejar de ver si no es para verte.
Hoy que decididamente mi amor ha sido teñido por la oscuridad de la locura y mi vida no es más que pensar en el imposible reencuentro.
Hoy que todo me sabe a amargura y que el tiempo se vanagloria ante mí sin decirme nada.
Es en este momento, antes de hacer girar perpetuamente a mi cuerpo por la cama pidiéndole a las paredes de mi habitación que no se contraigan para aprisionarme.
En este exacto momento solo me mantengo en vida para estar en mi cuerpo cuando Dios decida que debes volver a mí.
Mañana sé que aunque no lo desee, saldré a buscarte y mantendré una guardia perpetua sobre mi puerta marchita hasta saber que estarás frente a ella.
En pocas horas estaré afuera buscándote en cada rostro, caminando hacia atrás.
Sólo quería que supieras que no lo hice. Que no te olvidé. Que vivo enloquecido, que…se cumplió la ley de Dios…
Y ahora ocurre otra vez. Mis manos son el refugio para mi cabeza. Mis párpados furibundos se enfrentan entre si, y lo se. Sé que solo bastará con abrir mis ojos dulcemente para verte allí…
No… Eso pensé. Volví a caer…



Texto agregado el 12-07-2009, y leído por 145 visitantes. (2 votos)


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