Lo siento mi amor, perdóname… te abrazaría sobre mi pecho, pero no puedo. No se si sea el frío de la muerte o la preocupación de dejarte sola, pero tiemblo sin poder controlarlo… casi siento mis arterias congelarse. Te veo llorar, tomándome la mano y hurgando en mi cuerpo tratando de hallar al culpable. Pero sólo logras mancharte de sangre.
Está amaneciendo… y no… no puedo hablar, pero mi llanto aún brota, sin quererlo yo.
Solo tú ocupas mi visión, mi espacio… te veo y no paras de llorar… creo… creo que escucho gritos, pero no son tuyos. ¿Qué sucedió? ¿Qué pasó? Creo recordar algo…mis amigos, mi pistola, poemas… cosas muy vagas.
¿Qué es lo que ha pasado? Alcanzo a oír algunos sollozos tuyos, “nos traicionaron” dices… pero ¿a que te refieres? Dios, estoy seguro que voy a morir pero no sé porque o en dónde o cómo…
Pero te veo, vida mía, y solo necesito saber que estarás bien. Empiezo a recordar que quería regalarte libertad y recuperar algo de dignidad que nos han robado. Si, eso lo recuerdo bien.
Alcanzo a ver muchos policías, algunos soldados pero no sé que hacen, solo van de aquí para allá… no entiendo…
Mi vista comienza a nublarse… ya lo esperaba… y mi respiración es más lenta… no me puedo concentrar… todo empieza a obscurecer... recuerdo a mi familia, mi escuela… mis poemas.
Otra vez escucho balazos, mil gritos y uno en especial se impone: ¡abajo el mal gobierno! Grita una mujer y por fin cierro lo ojos. Dicen que morí con una sonrisa en los labios. Creo que lo dicen para que me vaya en paz. |