Camino entre estas criaturas,
pero no me ven,
en esta sombría noche
la niebla espesa la soledad,
esconde sus rostros,
sus sufrimientos,
sus motivos,
sus pasiones.
Caminan sin importar a nadie,
deben sobrevivir
y llevar dinero a casa,
en este paseo nocturno
sin guía, sin esperanza,
el miedo cobra vida,
por los callejones
con olor a orina,
excretas, semen y saliva.
Dan vueltas por la esquina,
toda la frustración,
discriminados y alejados sus derechos
tratan de sobrevivir estando al asecho.
Algunos de estos caminan
a Ningün lugar,
con sus amorfas figuras
se pierden entre la bruma,
vestidos colorientos
resaltan en la noche oscura.
No queda elegancia,
no hay pasarela
pero estos seres se maquillan
esperando la gran fiesta,
a nadie parece importarle
la ciudad por la noche
los espera...
Estos son la simiente,
de la moral y la lujuria
son los hijos abandonados
de la gran sociedad justa
creciendo abandonados
en la gran ciudad nocturna.
Elijen sus mejores ropas
para seducir al incauto,
que busca placer en estos seres desesperados,
pero si te fijas bien
esconden una realidad difícil y dura.
No hay palabras para describirles
es mejor así,
no saber de ellos
enmudecer la voz
no mirarlos más allá,
han estado siempre solos
y no necesitan nuestra hipócrita bondad.
Son fuertes y débiles,
tan frágiles como la moral
tan desprotegidos,
son los hijos abandonados
de esta realidad...
en la ciudad nocturna
estos seres deambulan,
entre el frío y la indiferencia
de la ciudad diurna.
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