Una clase magna se desprende de ti; gramática, geografía y matemática en oración unimembre: Mariana.
Dictas una conferencia de orografía femenina cuando al abrir tus piernas formas un valle que no se ha visto; tus senos enseñan que las montañas tienen vida, que se estiran y encogen, que expelen vida.
Queda claro que las curvas de tu cadera son objeto de estudio de la ingeniería y las viejas escuelas de arquitectura aún ahora se preguntan por la fórmula para escurrirse sobre tu vientre uniendo las ingles con tus nalgas, así, sin bordes ni pasos a desnivel.
Mariana se descompone en tres sílabas, por lo tanto el acento es prosódico en la segunda y tenemos una palabra esdrújula que se convierte en grave –si la amamos y no nos ama- si no la pronunciamos con la fuerza correcta. Es de las poquísimas que contiene un elemento exclusivo de la lengua española antigua: es trivocal repetida, comenzando con una letra que es consonante y de referencia religiosa que no es Magdalena. Es, además, claro ejemplo de lo que significa anagrama: iniciando por la mitad y retomando el inicio encontramos que hay un nombre que se divide en dos: Ana María.
Matemáticamente las medidas de su cuerpo son ideales: geometría analítica y álgebra aplicada son nada para saber que sus senos tienen la medida exacta de mi boca abierta... ¿qué probabilidades hay de que eso ocurriera en un universo de miles de millones de años? Esa es la ley de las probabilidades aplicada.
Soy el aprendiz que comprendió con sonrisa a flor de dientes que el número mágico no son dos ni cuatro, sino tres dedos... húmedos y ávidos.
La conjugación de tu nombre escapa a toda revisión y sanción lingüística: “Yo amo a Mariana” no puede ser seguida de “Tú amas a Mariana” y mucho menos de “Ellos aman a Mariana”. De hecho, en cualquier frase conjugada en el tiempo Futuro Perfecto, la palabra Mariana solo acepta un pronombre posesivo y éste es “De Díaz”. Así mismo, es ampliamente aceptable cualquier Adjetivo Calificativo como “bonita”, “preciosa”, “hermosa” siempre y cuando sea invocada por el Sujeto correcto –ese soy yo- precedido del Adverbio propio de una Oración que al mismo tiempo puede ser Interrogativa, pero para determinar el Predicado indicado, esta ha de ser Confirmativa: así la pregunta ¿Cómo estás, Mariana preciosa? Se convertirá fácilmente en una oración exclamativa confirmativa: ¡Como estas preciosa, Mariana! |